En el panorama político de Tlaxcala, la sucesión gubernamental se perfila como un escenario complejo y lleno de incertidumbre. Entre los aspirantes a la gubernatura, destaca el nombre de Homero Meneses, actual secretario de educación, quien a pesar de su trayectoria académica y su posición en el gobierno, ha generado una serie de dudas y controversias. Sus errores, pifias y decisiones cuestionables han generado un clima de desconfianza y han puesto en tela de juicio su capacidad para liderar el estado.
A pesar de las señales de alarma, Meneses parece convencido de que tiene una oportunidad en la contienda, repitiendo la historia de otros políticos que, a pesar de sus falencias, se aferran al poder. Su estilo de gestión, marcado por la falta de experiencia política, se asemeja al de personajes como "Camacho Higareda", quien también creyó que la gubernatura estaba a su alcance, sin comprender las necesidades y realidades del estado.
La falta de oficio político de Meneses se ha traducido en una serie de conflictos que han puesto en evidencia su incapacidad para gestionar crisis y construir consensos. El enfrentamiento entre normalistas y elementos de seguridad estatal, que terminó con la lamentable muerte de una estudiante, es un ejemplo claro de la ineficacia de su liderazgo.
La falta de organización en eventos clave como los congresos Numet ha generado un profundo malestar entre los maestros. Las ponencias fueron canceladas o eliminadas del programa, dejando a los docentes sin la posibilidad de acceder a la información y la formación que esperaban. Esta falta de atención a las necesidades del sector educativo, uno de los pilares fundamentales del estado, ha generado un sentimiento de abandono y desconfianza hacia la gestión de Meneses.
Por si fuera poco, la actitud de Meneses, quien parece pensar que su título de doctor lo coloca en un plano social, cultural e intelectual superior, solo ha agravado la situación. Esta percepción de superioridad ha alejado a muchos de sus posibles aliados y ha contribuido a un clima de desconfianza hacia su figura. En este contexto, es difícil imaginar que Homero Meneses pueda lograr la unidad y la confianza necesarias para gobernar Tlaxcala. Su gestión como secretario de Educación ha dejado una huella negativa que podría marcar su futuro político.