La lucha por reducir la jornada laboral no es nueva. Proviene al menos desde el siglo XIX, en Inglaterra, en el auge del capitalismo fabril.
El movimiento de la Cuarta Transformación que encabezó nuestro dirigente histórico, Andrés Manuel López Obrador y actualmente la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, ha abanderado esta lucha desde sus inicios.
En nuestro país, estamos cerca de lograrlo, pero de ser así, no seríamos el primero ni el único país en lograr estos avances en materia de derechos laborales.
Otros países como Chile, Ecuador, Austria, Canadá, República Checa, Estonia, Finlandia, Hungría, Islandia, Corea del Sur, España, Italia, Polonia, Grecia y Japón ya han incorporado este esquema a su legislación.
En México se busca pasar de 48 a 40 horas semanales. Para ello se necesita reformar la Ley Federal del Trabajo, lo que podría beneficiar a millones de empleados y empleadas, al otorgarles más tiempo para el descanso y la convivencia familiar.
Aunque la propuesta aún no ha sido aprobada, su discusión podría comenzar en este periodo de sesiones de febrero 2025.
Si la reforma es aprobada, las empresas y los trabajadores podrían negociar diferentes esquemas para distribuir las 40 horas semanales. Algunas de las opciones consideradas son:
Jornadas de 5 días de 8 horas cada uno, con descanso en dos días consecutivos, posiblemente sábado y domingo.
Trabajo de 4 días con jornadas de 10 horas, permitiendo un descanso de tres días, lo que podría incluir viernes, sábado y domingo.
Jornadas de 6 días con 6.5 horas diarias, ajustando el tiempo de trabajo en más días, pero con horarios reducidos.
De aprobarse estas reformas, México habrá dado un gran paso en la conquista de los derechos laborales, además de que se facilitará el aumento de la productividad, fortaleciendo la economía de nuestro país.