El debate sobre el impacto de la tecnología en la educación divide opiniones. Mientras algunos la ven como una herramienta indispensable para el aprendizaje, las autoridades académicas y gubernamentales la consideran un distractor que aleja a los jóvenes de sus responsabilidades escolares.
Esta percepción ha llevado a intentos por restringir su uso en el aula y fomentar un regreso a los métodos tradicionales. Sin embargo, en un mundo cada vez más digitalizado, ¿es realista pensar en una educación sin tecnología?
Lejos de ser una barrera, los dispositivos electrónicos pueden ser aliados del aprendizaje si se emplean de manera adecuada. Aplicaciones educativas, bibliotecas digitales, plataformas interactivas y herramientas de colaboración han demostrado mejorar la comprensión de los estudiantes y fomentar el autoaprendizaje.
Ignorar estos avances y pretender un retorno a la "vieja escuela" sería desaprovechar los beneficios de una educación adaptada a las necesidades y habilidades de las nuevas generaciones. En lugar de satanizar la tecnología, es fundamental promover un uso responsable.
La solución no está en la prohibición, sino en la educación digital: enseñar a los estudiantes a gestionar su tiempo, a distinguir fuentes confiables y a aprovechar los recursos tecnológicos para su formación académica.
Es precisamente con la alfabetización digital que las futuras generaciones aplicarían el uso de la Inteligencia Artificial conscientes del impacto ambiental que conllevaría el uso indiscriminado de este tipo de tecnología, evitar el sobrecalentamiento ya que este tipo de infraestructuras utilizan millones de litros de agua en sistemas de enfriamiento.
La educación es pieza clave para los estudiantes, conocer que utilizar determinadas aplicaciones de forma incorrecta y emplearlo para generar polémica y caer en situaciones ilícitas tienen un costo jurídico, profundizar acerca de Derechos de Autor, además de evitar la desvalorización del trabajo artístico de los autores originales.
El papel de las y los docentes es clave en este proceso de adaptación. Más allá de impartir conocimientos, su rol se ha transformado en el de guías, que enseñan a los estudiantes a utilizar la tecnología de manera efectiva y ética.
La clave está en equilibrar la innovación con el uso responsable, en tanto se establece una estrategia respecto a la administración de los recursos naturales para sostener este tipo de tecnologías y permitir una educación digital con una mejor perspectiva