Votar es transformar,desde el sector educativo no nos cruzaremos de brazos.
En estos días previos al 1 de junio, la derecha ha decidido hacer lo que mejor sabe hacer, desinformar, generar miedo y sembrar apatía. Ahora resulta que llaman a no votar, con el argumento de que el proceso es una farsa, una simulación o un intento por destruir la democracia.
Es el mismo discurso de siempre. Cuando el pueblo avanza, la élite tiembla. Cuando se conquistó el voto de las mujeres en México en 1953, también se les ocurrió decir que aquello destruiría a la familia. Hoy como en el pasado, las voces conservadoras intentan frenar el ejercicio democrático más elemental, ejercer el voto.
La estrategia no es nueva, pero sí desesperada. En Tlaxcala, nuestro Loret de Mola local —no le pongo el nombre, para no recibir nuevo exhorto— ha dicho que lo que hacemos los servidores públicos del sector educativo al promover el voto es ilegal. Su supuesta denuncia no sólo es insustancial, sino que exhibe su profunda ignorancia, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha determinado con claridad que las personas servidoras públicas sí podemos convocar al voto. Lo que no podemos —y no hacemos— es decir por quién votar. La diferencia es clara, pero no para quienes se aferran a la desinformación como única herramienta política, también busca equiparar esta elección a los criterios de elección "normal", es decir que cuando participan partidos políticos y dice que no se suspendieron actividades de gobierno ni difusión de logros de gobierno, omite decir que en este caso la ley no lo contempla.
Hay más, incluso se permite que los ciudadanos y ciudadanas lleven anotado en un acordeón por quién desean votar. Eso no sólo es legal, es una muestra de que el voto es libre, directo y secreto. Pero la oposición ni siquiera tiene la inteligencia para entender eso. Si fueran estratégicos —al menos un poco— estarían pidiendo a sus seguidores llevar sus propios acordeones. Pero no lo hacen, porque no tienen fuerza, ni propuesta, ni pueblo.
En cambio, desde el sector educativo sí tenemos convicción. Por eso realizamos 29 brigadas de promoción del voto, abiertas nunca nos escondimos, yo mismo subí fotos de esas actividades a mis redes sociales; colocamos más de 1,430 carteles; instalamos 225 lonas; pintamos 13 bardas; y repartimos 8,200 volantes. Más aún, logramos registrar a 4,132 personas que han decidido participar en la jornada electoral. Nada de esto es ilegal, porque NO HAY COACCIÓN AL VOTO, pero estos conservadores quieren hacer pensar que si, mienten como siempre.
Lo hicimos con apego total a la Constitución, especialmente al artículo 3º que nos mandata a formar ciudadanas y ciudadanos conscientes, participativos y comprometidos con la democracia como forma de vida. Lo hicimos porque educar también es organizar, y porque el derecho al voto se defiende ejerciéndolo, no cruzándose de brazos ni haciendo berrinche mediático.
La democracia no se destruye con la participación del pueblo. Al contrario, se fortalece. Lo que se destruye es el privilegio de quienes siempre han mandado sin haber sido elegidos por nadie.
Este 1 de junio, salgamos a votar. No por una consigna, sino por el derecho a decidir. Convocó de manera respetuosa que en estos últimos días, y hasta que la ley lo permita, en cada salón de clase y en cada escuela pública y privada, de todos los niveles y modalidades educativas se convoque a que la gente vote de manera libre e informada.
Les dejo este vídeo que recuerda el largo proceso que vivimos en el país, que no se nos olvide.