Hablaba de los casos de corrupción y hasta de tragedias como incendios, accidentes o incluso excesos gubernamentales.
Sólo así alcanzó el éxito electoral, entre otros factores claro.
Pero en el nuevo régimen morenista, la Senadora Ana Lilia Rivera ha optado por el silencio pese a los escandalos que han azotado al estado.
El más destacado sin duda es la inseguridad.
Embolsados, levantados, ataques directos, asaltos y hasta narco laboratorios han encendido las redes sociales, pero la Senadora ‘fundadora’ del movimiento no ha dicho ni pío.
Ni con los incendios se pronunció.
Ni con la corrupción de sus propios compañeros que hoy hacen todo lo que criticaban como oposición.
De los excesos ni hablamos, ¿o ya dijo algo de los viajesa Ginebra o a Beijing de su camarada Raymundo Vázquez Conchas bajo la bandera del turismo legislativo?
La senadora optó por el silencio.
En el argot político se le conoce como “nadar de muertito”, pues con sus ‘asambleas informativas’ donde habla de los ‘andamiajes legislativos’ busca hacerse de una candidatura presumiendo leyes que coartan la libertad de expresión de los ciudadanos, leyes que le quitan la independencia al poder judicial o como la Ley Espía que es un claro ejemplo del control que busca hacer el régimen de todos y cada uno de nosotros.
La senadora Lorena Cuéllar levantó la voz en su momento contra Pegasus, el software que infecta teléfonos para ser espiados en el sexenio de Peña Nieto, pero en el sexenio del ‘bienestar’, Ana Lilia prefirió agacharse para no hablar del tema.
Todavía hoy que tenemos libertad de expresión para escribir esto, es un buen momento para exhibir la falta de argumentos e ideas de la senadora Rivera que bien pudo por lo menos disimular llevando un mensaje a la cámara alta de parte de los tlaxcaltecas que son azotados por la violencia del estado, o que serán espiados no importa si son de oposición o del régimen.
No será así, la Senadora prefirió el silencio en lugar de convertirse en una líder.