• Gaby Flores
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El gobierno municipal de Tlaxcala ha decidido pisar terrenos que, por años, otros evitaron: recuperar espacios públicos ocupados ilegalmente por particulares. Y aunque suene simple, se trata de un paso valiente que incomoda, despierta resistencias y —como era de esperarse— genera tensiones con quienes han intentado, por años, adueñarse de lo que no les pertenece.

Porque sí, muchos de esos espacios —calles, andadores, áreas verdes— han sido tomados sin permiso, sin papeles, sin legalidad, y a plena vista de todos. Y nadie hacía nada.

Y en este punto, hay que ser muy francos: Gobernar es, también, atreverse a poner orden donde otros callaron por cálculo, por miedo o simplemente por conveniencia.

El alcalde Alfonso Sánchez García ha decidido actuar en este tema al poner en marcha el programa de recuperación de espacios públicos y ya dio sus primeros pasos en comunidades donde la apropiación irregular era un hecho cotidiano. 

En Santa María Acuitlapilco, por ejemplo, una barda que bloqueaba un paso desde hace casi diez años fue finalmente derribada. ¿El resultado? Familias pueden ahora llegar al transporte público sin rodear tres cuadras, algo elemental, pero que nunca se había garantizado.

Otro ejemplo: en la colonia La Loma Xicohténcatl, un tramo de la calle 27 estuvo bloqueado por grava y piedras desde hace ocho años. El responsable de esa obstrucción nunca concluyó su obra, pero tampoco nadie lo obligó a liberar el espacio... hasta ahora.

Y en San Gabriel Cuauhtla la maleza, abandono e indiferencia convirtieron la calle Unión en un obstáculo diario. Con la intervención reciente, hoy hay paso libre hacia la avenida Ocotlán. Y sí, esta acción se suma a la recuperación previa del acceso al preescolar “Francisco Rosete Aranda”, antes bloqueado de forma irregular.
A esto hay que añadir los avances en Atempan, donde se rescató un tramo de la calle Díaz Ordaz y un área común que mejoraron el drenaje, o en San Isidro, donde un andador fue reincorporado al tránsito peatonal como parte del programa “Sendero Seguro”. En todos los casos la constante es la misma, lo público fue apropiado sin derecho alguno, y solo ahora, con voluntad política y legal, comienza a devolverse a quien realmente pertenece, que es la comunidad.

No hay que engañarse. Este programa municipal va a molestar a muchos. Algunos particulares harán de todo para conservar lo que no es suyo. Usarán argumentos sentimentales, contratos dudosos o presiones sociales. Pero este es un tema de legalidad, y quien defiende la legalidad, defiende a todos.

Recuperar lo público no es solo liberar metros cuadrados. Es una declaración de que la ciudad no está en venta, no se privatiza con barda, ni se bloquea con grava. En Tlaxcala, lo que es de todos empieza a ser respetado como tal. Y eso, aunque genere ruido, es gobernar con sentido común… y con valor.