• Santiago flores
Tiempos de cambio

La reciente visita de Luisa María Alcalde Luján, presidenta del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, a Tlaxcala, dejó un mensaje claro y categórico: en Morena no habrá imposiciones ni pactos cupulares rumbo a la elección de 2027. La dirigencia nacional ha reafirmado su compromiso con un método democrático —la encuesta— como único mecanismo para definir candidaturas. Un mensaje que, sin duda, busca sacudir viejas prácticas que aún persisten, en las que los apellidos y las relaciones familiares han intentado imponerse como aval político.

“No nos vamos a poner de acuerdo arriba, será el pueblo mediante encuestas serias y profesionales el que decida”, dijo Alcalde. Y no solo eso: enfatizó que en Morena no hay lugar para candidaturas heredadas. Ni esposas, ni hermanos, ni sobrinas. Una postura contundente que honra los principios fundacionales de la Cuarta Transformación.

En ese contexto, se vuelve inevitable mirar hacia perfiles que, sin deberle nada al apellido ni a la coyuntura, han construido un camino sólido desde la responsabilidad pública. Uno de ellos es Oscar Flores Jiménez, actual Secretario de Finanzas del Estado de México. Su nombre suena cada vez con más fuerza entre la militancia tlaxcalteca, no por imposición, sino por resultados. Su seriedad, experiencia y trabajo institucional contrastan con figuras que buscan reciclarse gracias a vínculos familiares con quienes hoy ostentan el poder.

En la pasada entrega de esta columna se destacó el trayecto de Oscar Flores en las distintas funciones que ha desempeñado. Por eso, en esta ocasión, vale la pena observar que su perfil no solo genera confianza, sino que representa un antídoto contra el nepotismo que amenaza con desdibujar el proyecto de transformación iniciado por Andrés Manuel López Obrador en México.
Las encuestas —esas a las que Morena ha decidido apostar— también han sido claras: la ciudadanía no quiere apellidos, quiere resultados; no quiere herederos, quiere servidores públicos comprometidos con las causas sociales. Y ahí radica el valor de figuras como Oscar Flores: hombres surgidos del esfuerzo, no del linaje; del trabajo, no del privilegio.

La contienda de 2027 será una prueba de fuego para Morena en Tlaxcala. Si el partido logra sostener el compromiso con la base y con los principios que lo llevaron al poder, podrá avanzar con legitimidad. Si cede a las tentaciones del amiguismo o del parentesco, comprometería la esencia de una elección destinada a construir el segundo piso de la llamada 4T en Tlaxcala.
Es tiempo de caminar a ras de tierra, como dijo Alcalde, pero también de mirar hacia arriba: no para pactar con las élites, sino para apuntar alto con perfiles que realmente puedan honrar el mandato del pueblo. Y ahí es donde el perfil de Oscar Flores cobra valor.