• Gaby Flores
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Decía Mary Douglas, brillante antropóloga británica, que la suciedad no es más que “materia fuera de lugar”. Lo que para unos es basura, para otros es síntoma de descomposición social. Y el psicólogo Randy Frost no se quedó atrás: quien vive en el caos, probablemente también lo habita internamente. En resumen: el desorden no solo entorpece el paso del agua… también el de las emociones, el bienestar, y –dicen por ahí– hasta del deseo.

¿Y qué tiene que ver esto con Tlaxcala? Pues todo. Porque justo cuando las lluvias comenzaron a hacer su agosto (aunque apenas sea julio), el Ayuntamiento capitalino decidió que no solo bastaba con barrer la superficie: había que ir al fondo.

 Así que, con una dosis de liderazgo y otra de anticipación, el presidente Alfonso Sánchez García se remangó la camisa y puso manos a la obra.

De esta forma, ordenó a las áreas a su cargo poner en marcha un verdadero plan de contención para la presente temporada. Y así pasó de una escuadra de 5 a una brigada de 50 elementos, más los que se sigan sumando.

Está claro que el Gobierno de Alfonso Sánchez García sabe multiplicar y sobre todo cuando se trata de emergencias.

Mientras otras administraciones esperarían a que el agua llegara –literalmente– al cuello, el gobierno capitalino empezó por lo básico: limpiar coladeras. Y no una ni dos, sino decenas, en puntos estratégicos como el bulevar Beatriz Paredes, la calle Xochiquetzalli, la barranca de Xico o la Plaza de la Constitución. ¿Y qué encontraron? Lo que Mary Douglas ya nos habría advertido: basura, hojas, lodo, y mucho desorden. Es decir, todo lo que no debería estar ahí.

Pero más allá del lodazal, lo que se está haciendo tiene valor: se capacitó a brigadistas, se les dotó de herramientas, y se trazaron protocolos de actuación para que, en caso de ser necesario, se actúe con precisión. 

El presidente Alfonso Sánchez García está ordenando el caos en la capital, estructurando la respuesta institucional y dejando claro que la prevención no es un lujo, sino una gran responsabilidad. 

Seguramente quien tira menos basura intente ser más feliz, pero quien se organiza para que el agua fluya, definitivamente gobierna mejor.