• Felipe Hernández Hernández
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Hace unos días, a partir de la publicación de los resultados sobre la medición de la pobreza del INEGI, se difundió la noticia de que en Tlaxcala había menos pobres, algunos medios replicaron el mensaje gubernamental titulando sus columnas como “Menos pobreza y más bienestar”, “Tiene Tlaxcala menor pobreza” y “Disminuye pobreza en Tlaxcala”.

El mensaje del gobierno hecho con bombo y platillo, nos hacen recordar expresiones como la que en 2011 dijo el Secretario de Economía, al señalar que, con 6 mil pesos, los mexicanos podían comprar su canasta básica, adquirir créditos para auto y vivienda y pagar las colegiaturas de sus hijos en una escuela privada; de manera más reciente, en el 2020, el Secretario de Desarrollo Social de Veracruz, dijo que estaban distribuyendo mil pesos mensuales y que esa cantidad alcanzaba para que una persona viviera un mes, si fueran dos personas les alcanzaría para 15 días, pero si fueran tres, solo les alcanzaría para 10 días.

Estas expresiones y sus posibles acciones relacionadas retratan la gravedad de la pobreza en México y, en algunos casos, la banalidad con que ciertos servidores públicos atienden este fenómeno.

Spiker (2009), en su glosario internacional de la pobreza, señala que la pobreza se vincula con lo material, de tal manera que una persona es pobre cuando no tiene algo que necesita o cuando carece de los recursos para acceder a las cosas que necesita; la ONU señala que la pobreza se caracteriza por una privación severa de necesidades humanas básicas, como son la alimentación, agua potable, instalaciones sanitarias, salud, vivienda, educación e información.

El CONEVAL define la pobreza como un fenómeno multidimensional que se presenta cuando las personas tienen una o más carencias sociales, pero al mismo tiempo el ingreso que tienen no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.

Las carencias sociales son falta acceso a la educación, a la salud, a la seguridad social, a los servicios de agua, luz o drenaje en la vivienda, a una alimentación nutritiva, cuando falta calidad y espacios en la vivienda, pero también cuando existe baja cohesión social en su entorno y comunidad.

De tal manera que la pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos, sino que es un problema de derechos humanos, por lo que el cumplimiento efectivo de los derechos humanos garantiza condiciones de vida dignas y su ausencia se manifiesta en mayor inequidad social, o sea, en pobreza.

Los datos del INEGI (2022 y 2025) muestran estadísticamente la disminución de la pobreza en Tlaxcala; destacan que, en el año 2020, el 59.3% de la población estaba en situación de pobreza, para el 2022 disminuyó al 52.5%, para quedar en 40.8% en el 2024. En tanto que la pobreza extrema en el año 2022 era del 9.8%, pero para el año 2022 bajó al 6.8% y para el 2024 se encontraba en 4.4%; mientras que la pobreza moderada, en el año 2020, era del 49.4%, para el 2022 fue del 45.8% y para el 2024 se registró en 36.5%.

Estos datos reflejan que del 2020 al 2024, la pobreza disminuyó en 18.5%, la pobreza extrema en 5.4% y la pobreza moderada en 12.9%, pareciera que prácticamente se avizora un futuro sin pobreza en el mediano plazo.

Sin embargo, a pesar de estos datos, el INEGI señala que Tlaxcala (40.8%) se ubica en el sexto lugar nacional de mayor pobreza multidimensional solo por arriba de Chiapas (66%), Guerrero (58.1%), Oaxaca (51.6%), Veracruz (44.5%) y Puebla (43.4%) que concentran las cifras más altas en este tipo de pobreza.

Si bien los porcentajes muestran un panorama alentador, al transformarlo en números absolutos, resulta que, en el año 2024, hay 598,700 tlaxcaltecas, que no tienen ingresos suficientes para adquirir bienes y servicios para satisfacer sus necesidades mínimas básicas y poder ejercer a plenitud sus derechos sociales.

Lo anterior lo confirma el informe de México ¿Cómo vamos? respecto de la pobreza laboral. A nivel nacional, en el tercer y cuarto trimestre del 2024, la pobreza laboral se incrementó al pasar de 35.1% a 35.4%; en el cuarto trimestre del 2024 el ingreso real promedio mensual de la población ocupada fue de $7,363.33, pero para la población formal ocupada fue de $10,349.13, mientras que para quienes trabajan en la informalidad fue de solo $5,146.34.

Este mismo informe reporta que Tlaxcala, con un 41.8%, está en semáforo rojo de pobreza laboral. Es decir, que 4 de cada 10 trabajadores no cuentan con los ingresos suficientes para cubrir sus necesidades alimentarias básicas.

En el período del presidente Vicente Fox, se acuñó el término “foxilandia” para referirse a las noticias que salían de su administración donde daban cuenta de una realidad que contrastaba con la que tenían, vivían y veían los mexicanos.

¿Será que estamos viviendo una nueva puesta en escena del mismo libreto, pero con otros actores? Es pregunta.