• Felipe Hernández Hernández
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La ONU, en el año 2007, estableció el 15 de septiembre como el Dia Internacional de la Democracia, a fin de reflexionar sobre la importancia que tiene que las personas decidan de manera libre, sus propios sistemas políticos y de gobierno, así como su plena participación en la vida pública.

Una sociedad democrática se distingue porque sus ciudadanos ejercen sus derechos en libertad, pueden exigir a sus autoridades rendición de cuentas y pueden expresar de manera libre sus ideas, aun cuando puedan ser contrarias al régimen en turno.

Como forma de gobierno, la democracia sigue siendo la más alta aspiración de las sociedades contemporáneas, con ella se considera que es factible la construcción de una sociedad más justa y equitativa donde todas las personas puedan hacer realidad sus aspiraciones individuales y colectivas.

La UNAM (2024) publicó en su Gaceta, un análisis sobre la democracia, donde resalta que la gente le sigue teniendo fe; por ejemplo, la encuesta aplicada en 30 países, por la Open Society Foundations, destaca que el 86% de los ciudadanos quiere vivir en una democracia y solo el 20% cree que un gobierno autoritario les puede proporcionar lo que necesitan.

Sin embargo, la Organización IDEA International, en un análisis realizado en 173 países, concluyó que en todas las regiones del mundo la democracia está perdiendo terreno, la baja credibilidad se observa especialmente en dos aspectos: la Representación, es decir, en elecciones creíbles y en un parlamento eficaz, pero también en el Estado de Derecho cuestionando la débil independencia judicial y la seguridad personal.

El primero se refiere a que los ciudadanos están desconfiando de los procesos electorales y en el trabajo que sus representantes realizan en los parlamentos, al respecto, Miguel Armando López Leyva, señala que la realización de elecciones es un buen indicador de la existencia de democracia, pero todo depende de cómo sean, las condiciones en que se realizan y la manera en que se obtienen los resultados y se reconocen. Algo sabrá del 1º de junio.

El segundo aspecto destaca que los ciudadanos manifiestan su desencanto por la concentración de poderes, abandonando la necesaria separación de poderes, especialmente del poder judicial, y la inseguridad creciente en la sociedad, en este sentido Jacqueline Peschard, resalta que los gobiernos democráticos son los únicos que aseguran una interacción entre las distintas corrientes de opinión y que el poder se renueve de manera pacífica y mediante reglas previamente establecidas; por lo contario, a los regímenes autoritarios, no les importan otras opiniones, ni las reglas, sino solo lo que dice el líder.

Por su parte, el Informe Latinobarómetro 2023, advierte que hay una recesión democrática en América Latina que se expresa en el bajo apoyo que tiene la democracia, el incremento por la indiferencia del tipo de régimen y la preferencia creciente hacia el autoritarismo; sus datos muestran que en el 2023 solo el 48% apoya la democracia, en tanto que en el año 2010 era del 63%.

Uno de los factores que está influyendo en esta tendencia es el populismo que va de la mano de la demagogia.

El populismo es un término que alude una forma de gobierno basado en la retórica que se centra en la idea del pueblo común y se opone a una élite política o económica, de tal manera que los políticos populistas se asumen como los únicos representantes del pueblo, adoptan un lenguaje simplista, identifican al enemigo común y se asumen como los héroes que tienen la misión de salvar a la sociedad.

Este lenguaje es, como decía Aristóteles en su libro Política, la degradación de la democracia expresada en la demagogia.

El gran riesgo, señala Miguel Armando López Leyva, es que la democracia ha permitido y seguirá permitiendo que cualquier persona llegue al poder público, y muchas veces lo podrá hacer mintiendo, propagando fake news, o haciendo uso de recursos públicos. Tal es el dilema.

Ante este escenario, se debe colocar nuevamente en el centro del interés público el fortalecimiento de una sociedad democrática que pueda resistir el paso de los malos gobernantes y que no esté esperanzado a la llegada de mesías providenciales, porque, como señala la UNAM (2024), un sistema político basado en la democracia garantiza la inclusión de todas las voces, la pluralidad de ideas, las opciones de gobierno, la libertad de opinión y la vigencia de los derechos políticos y civiles.