En estos días donde por muchos lados se destapan actos de corrupción, resulta reconfortante saber la actitud que ha tenido la senadora Ana Lilia Rivera Rivera sobre actos de corrupción en el Senado de la República, más precisamente en la Comisión de Defensa Nacional que ella encabeza.
En cuanto ella descubrió irregularidades y presuntos actos ilícitos por parte de personal trabajador, denunció ante el Órgano Interno de Control de ese órgano legislativo. El resultado fue la separación del cargo de una trabajadora.
Este espacio periodístico tuvo acceso a un documento dirigido por la senadora Ana Lilia Rivera a la presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Laura Itzel Castillo. Ese documento, con fecha de 17 de septiembre de este año, señala lo siguiente:
“En seguimiento al oficio OSALRR-CDN-LXVI-024-2025, que presenté ante este órgano desde el 4 de agosto de año en curso, respetuosamente, me permito reiterar mi solicitud, de destitución inmediata de la C. Anel Bautista Delgado, quien se desempeña actualmente como Secretaria Técnica “C” del Servicio Civil de Carrera, adscrita a mi oficina, en razón de haber incurrido en conductas que podrían configurar responsabilidad administrativa y/o penal, y que vulneran de manera grave los principios de subordinación jerárquica, neutralidad institucional y legalidad que rigen el ejercicio del servicio público en esta Cámara”.
El diario Excélsior ha informado con precisión ese suceso en su edición del lunes 6 de septiembre, de la siguiente manera: “Amparados en la papelería membretada del Senado, en la confianza de los senadores y en la complicidad de algunos integrantes de Resguardo Parlamentario, un grupo de jefes de oficina de senadores, secretarios técnicos y asesores tejieron una red de corrupción para vender eventos realizados dentro del Senado, tramitar reconocimientos y hasta amedrentar a alcaldes.
“En agosto, dos de los integrantes de esa red fueron detectados y nulificados, luego que el alcalde de Ahome, Sinaloa, Antonio Menéndez de Llano Bermúdez, se acercara al senador Enrique Inzunza para preguntarle por qué la Comisión de Defensa Nacional del Senado le pedía recibir en sus oficinas al señor Gerardo Horta Ocaña para “corregirle” su estrategia de seguridad.
En el cuerpo de la nota informativa se precisa: “De acuerdo con la información que se le hizo llegar al Órgano Interno de Control (OIC), la senadora Rivera dejó en claro que era ajena a ese escrito y así se le fue informado al presidente municipal de Ahome”.
Resultado del deslinde realizado por la senadora tlaxcalteca esa trabajadora fue despedida. Sin embargo, ese hecho del despido solicitado por la senadora, debido a esos actos de corrupción, ha sido omitido por algunos medios informativos, que más bien han enfatizado una relación laboral que ahora mismo ya no existe.
La intención es clara: descalificar y desacreditar la imagen de la política que más posibilidades tiene de ganar la candidatura del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura de Tlaxcala. Lo hacen por iniciativa propia o por intereses de terceros.
Lejos están de su propósito. Lo que ha sucedido en el Senado nos da un atisbo de lo que puede venir en caso de que ella gane la candidatura y, más adelante, la gubernatura: cero tolerancia a la corrupción.
Hoy que hay un gobierno falto de calidad moral, señalado de constantes actos de corrupción - algunos de los cuales han sido bien señalados por los medios informativos- e insensible a las voces que reclaman seguridad en todo el territorio estatal, la voz y el actuar de la Senadora contrasta con claridad.
Esas voces son las que hacen falta en momentos como los actuales, en que los escándalos pululan en muchas esferas de nuestra vida pública.
Ejemplos como el de la Senadora Ana Lilia Rivera no se ven en nuestros funcionarios públicos estatales y municipales. Será difícil que se observen. La corrupción, más bien, parece contar con aliados, entre ellos, algunos que informan de escándalos donde no los hay. No al menos en una actora a la que se pretende involucrar en hechos ilícitos en los que claramente no ha participado, sino más bien ha denunciado.

