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El desbordamiento del rio Cazones en Veracruz y las afectaciones por las lluvias en los estados de Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y Querétaro, pone en evidencia, una vez más, que hay niveles de gobierno que no están preparados para atender estas y otras situaciones de emergencia.
A pesar de la recurrente afirmación de las autoridades de que ante una situación de este tipo “se activan los protocolos”, las historias que circulan en las redes sociales señalan la ausencia de las autoridades para prevenir a la sociedad, para organizarla y para brindarles el apoyo necesario con el fin de tratar de normalizar su cotidianidad, pero también la ligereza de sus declaraciones, como la de la gobernadora de Veracruz que dijo que solo había sido “un ligero desbordamiento”.
Bien parece que la sociedad esta desamparada, y como lo relataron los medios ante el sismo de 1985 en la Ciudad de México, los ciudadanos se auto-organizaron para rescatar a los sobrevivientes, remover escombros, organizar la distribución de alimentos y cuidar el escaso patrimonio que no resultó afectado.
Las visitas que hacen las autoridades, resultan en el mejor de los casos, solo anecdóticas porque llegan, hacen declaraciones, se toman la foto y se van, mientras la población sigue viviendo su tragedia y demandando respuestas.
Ante esta situación de emergencia, surge la pregunta ¿y el FONDEN?
El Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales de México (FONDEN) fue creado a finales de los años 90 del siglo pasado con el objetivo de atender los efectos de los desastres naturales, imprevisibles, cuya magnitud fuera superior a la capacidad financiera de respuesta de las dependencias y de los gobiernos estatales.
Inicialmente, los recursos del FONDEN se destinaban para la rehabilitación y reconstrucción de la infraestructura pública municipal, estatal y federal y de las viviendas de la población de bajos recursos, más tarde los recursos fueron para que los estados se recuperaran de los efectos que hubiesen dejado los fenómenos naturales.
Ante las criticas de que los recursos del FONDEN se habían manejado con opacidad, desvío de recursos y corrupción, el gobierno federal tomó la decisión de desaparecerlo en octubre del 2020, lo sustituyó por un sistema de gestión de riegos bajo la nueva Ley de Protección Civil y Gestión de Riesgo de Desastres que obliga a la contratación de seguros catastróficos para cubrir los daños por desastres naturales.
La opacidad y corrupción con que se manejaba el FONDEN, sin embargo, no implicó denuncia alguna de carácter penal, incluso ahora, ante los desastres de la semana pasada, sale nuevamente a la luz el nombre de un exdirector de este fondo en los tiempos del PRI, a quien se le acusó de enriquecimiento ilícito y desvío de recursos, pero que en el 2024 fue candidato para alcalde de Querétaro por el partido en el poder.
La nueva Ley de Protección Civil establece que los estados deben incluir en su presupuesto la atención a emergencias y solicitar apoyo a la federación solo si sus recursos son insuficientes, en este caso, uno se pregunta, los estados al momento de elaborar su presupuesto ya sabrán cuantos fenómenos y de que tipo afectarán a su entidad y tendrán cuantificados los daños que harán a la población y a la infraestructura física y tecnológica estatal y municipal.
En el mismo sentido, la federación ya sabrá cuantas entidades le solicitarán su apoyo y las habrá incluido en su presupuesto, y, en el caso de que no lo soliciten, pero la población, como ocurrió durante la visita de la presidenta a Veracruz, se lo demande, lo proporcionará directamente o lo enviará vía los gobiernos estatales, aunque tengan el rechazo de su población. Son preguntas en voz alta.
No obstante, se observa que la solidaridad de los mexicanos es muy grande y en prácticamente todos los municipios, independientemente de su color político, así como en las instituciones educativas y en las organizaciones sociales se han instalado centros de acopio para llevar ayuda a las comunidades afectadas.
La sociedad civil espera que la ayuda fluya hacia las comunidades, que llegue a quienes realmente lo necesitan, que no se vaya a desviar y terminar en domicilios de funcionarios públicos, como sucedía en tiempos que creíamos que ya se habían ido.
El periódico El País destaca que Veracruz es el más afectado y a una semana de este desastre “los vecinos viven desde hace días entre el lodo, con calles cubiertas de muebles, arboles caídos y casas devastadas”.
No hay gobierno alguno que mire, dice El País, por ejemplo, al municipio veracruzano de Álamo Temapache, que es uno de los municipios que más resiente la falta de ayuda. Literalmente están desamparados.

