“Lo siento mucho”. Le habrán dicho a Zeus, Leoncio, Alondra, Gio, Lalo, Mauro y Kevin, quienes día a día, semana a semana, se reunían con su equipo Puercos Beach que habían integrado con otros jóvenes, algunos de 50, 55 ó 60 años, y otros de 25 ó 30 años, para compartir su tiempo, experiencias y vitalidad en el Parque de la Juventud, pero que el sábado pasado, el policía de la entrada les negaba el permiso, quien, sin embargo, como una concesión graciosa les dijo: “bueno, por hoy nada más, porque el parque se va a cerrar”.
Ciertamente que nadie está en contra de que los espacios públicos se habiliten, se rehabiliten o se recuperen para que los tlaxcaltecas puedan realizar actividades deportivas, de esparcimiento o de recreación, pero la decisión tomada en relación a este Parque para convertirlo en Ciudad de la Juventud, lleva a una reflexión.
En julio 2023, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó de que la era del calentamiento global había terminado y estaba llegando la era de la ebullición global, lo dijo en virtud de que se estaban presentando lluvias torrenciales, incendios forestales de gran magnitud y un calor abrasador que hacía que las personas se desmayaran e incluso llegaran a fallecer en diversas parte del mundo.
Ante esta grave situación, hizo el llamado para que todos los países pusieran en marcha estrategias y decisiones para paliar los efectos del incremento de temperaturas, ya que la inacción climática es inaceptable, no más excusas, no hay más tiempo.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) no ha utilizado el término de ebullición global, ha advertido que el cambio climático es un riesgo para la salud humana y destaca que entre 2030 y 2050 pudieran llegar a ocurrir 250 mil muertes adicionales por año, a causa de la malnutrición, paludismo, diarrea y estrés por calor.
Estos hechos, sin embargo, pareciera que solo es preocupación de la sociedad civil o de las organizaciones ambientalistas porque las autoridades civiles tienen otra agenda y su interés se mide por el tiempo de su gestión.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tiene diversos programas con el objetivo de revertir los efectos del cambio climático, entre las que está la iniciativa Ciudades verdes que busca crear ciudades más verdes y resilientes al cambio climático, mejorando el bienestar de las personas y los ecosistemas urbanos.
Este programa es muy relevante porque prevé ciudades vibrantes e inclusivas en la que los espacios verdes y productivos urbanos catalicen la biodiversidad, la resiliencia climática, la cohesión social y la prosperidad económica, tendiendo puentes entre los ciudadanos y la naturaleza.
La ONU-Hábitat es otra agencia de la ONU dedicada a promover la urbanización sostenible, apoyando a los gobiernos locales y nacionales en la creación de políticas, estrategias y proyectos para el desarrollo urbano, a fin de hacer ciudades más inclusivas y sostenibles.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) también impulsa la transformación de las ciudades en espacios verdes, abordando la triple crisis planetaria: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.
Como se observa, la tendencia es tener espacios mas verdes y una población más integrada con la naturaleza. Más naturaleza y menos cemento.
Las instalaciones que tiene -todavía- el Parque de la Juventud permitían que las personas pudieran tener mayor contacto con la naturaleza y que pudieran practicar algún deporte, pasar su tiempo libre, convivir con su familia o simplemente descansar.
En la ciudad de Tlaxcala es el único espacio que les permitía estas actividades porque los otros pocos espacios que existen solo permiten una actividad, son inseguros o su acceso es limitado, por ejemplo, el bosque de San Diego que esta junto a la zona de rectoría de la UAT o el Jardín Botánico en Tizatlán.
La Ciudad de la Juventud contempla, conforme al proyecto publicado, estacionamientos, gimnasio, pista de trote, ciclovía, estanque, muro de escalada, canchas de volibol, skate park, juegos infantiles, módulos de calistenia, pabellón de picnic y plazas cívicas, entre otras cosas. Es decir, más cemento y menos naturaleza.
Como esta obra, es un hecho inminente, tal vez solo queda, como el poema Romance Sonámbulo de García Lorca, decir con añoranza: “Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas (…) si yo pudiera mocito, este trato se cerraba, pero ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa”.

