Don Cecilio, mejor conocido como Don Ceci o el Patrón, fue un hombre de campo, recio, franco y entregado a su familia, tuvo la dicha de tener dos hijas, Pili y Gris, a quienes les enseñó el valor de la tierra, del trabajo en horas de sol abrasador o con el frio de la mañana que calaba por todo el cuerpo. Su mejor herencia, les decía, era la escuela, sus estudios, les pedía que estudiaran una profesión, pero que no se olvidaran del campo porque “el campo es el que da de comer”.
En varios días de esta semana, campesinos de la región poniente bloquearon por muchas horas la ruta del arco norte y la carretera México -Veracruz, a la altura del municipio de Nanacamilpa hasta Calpulalpan, en demanda de ser escuchados y atendidos por las autoridades.
Los agricultores sostienen que la profunda crisis económica del país, la falta de rentabilidad, la competencia desleal y el abandono que tiene el campo desde hace muchos años les obliga a tomar estas medidas.
Le solicitan al Gobierno Federal su apoyo a fin de fijar un precio de garantía de 10 mil pesos por tonelada de maíz y de nueve mil pesos para el trigo, entre otros granos básicos, además de implementar un esquema de compensación económica para asegurar que los precios que paguen las agroindustrias no sean por debajo de ese precio, así como fortalecer los programas y ventanillas de apoyo para la comercialización agropecuaria.
El gobierno federal en voz del Secretario de Agricultura comentó que el precio del maíz se rige por los precios internacionales, de tal manera que el costo internacional es de 3,400 pesos por tonelada, pero si se suman los costos de logística y transporte, el precio llega a 4,850 pesos. Cantidad que no cubre los costos de la producción.
El precio de la gasolina sube por los precios internacionales y el del maíz baja por los precios internacionales. ¿Cómo podrán los campesinos seguir produciendo? ¿Cómo podrán seguir manteniendo vivo el campo?
Si bien estas demandas corresponden al ámbito del gobierno federal, los campesinos tlaxcaltecas tienen peticiones específicas que parecen estar en el limbo.
En otras ocasiones campesinos de la zona de Huamantla cerraron la carretera Huamantla – Tlaxcala en demanda de que las autoridades apresuren las carpetas de investigación por el robo de ganado, maquinaria e insumos que han sufrido. Exigen respuestas porque este tipo de robos afecta el sustento de sus familias.
De manera particular, uno de los inconformes señaló que, de 24 carpetas de investigación iniciadas por la autoridad jurisdiccional, ninguna ha sido judicializada, situación que desanima a los campesinos a denunciar ya que quienes han sido víctimas de la delincuencia deciden no presentar denuncias por la ineficiencia de la autoridad.
En cuanto a los inconvenientes que generan los cierres de las carreteras existen opiniones diversas. Hay quienes rechazan este tipo de acciones porque perjudican a otras personas que necesitan transitar por esas carreteras, señalan que los cierres persistentes están generando retrasos considerables, pérdidas económicas y caos vial, obligando a los transportistas y automovilistas a buscar rutas alternas.
Algunos más como Mirna, que se trasladaba de Apizaco hacia Calpulalpan y quedó varada en medio de esta parálisis carretera por varias horas, con otra automovilista en igual situación, se pusieron a reflexionar el por qué los campesinos cierran las carreteras y coincidieron en decir que el gobierno no les deja alternativa y la sociedad tiene que organizarse para ser escuchada.
Mirna señalaba que los campesinos en México son los más desprotegidos, dependen de lo que sus manos cultivan, dependen de un buen temporal con agua y sin heladas, dependen de que no haya sequía y también dependen del comercio que les impone los precios a sus productos. Que tristeza se vive en el campo.
En palabras de Kato y Huerta (2022), investigadores de la UAM-Azcapotzalco, el campo enfrenta la falta de acceso a tecnología de punta, escasez de oferta de agro-insumos adecuados al suelo que trabajan, altos precios de los energéticos y una limitada capacidad económica, su situación se agrava con el cambio climático que aumenta las sequias, cambia los ciclos agrícolas y disminuye la producción.
En este sentido, el movimiento de los campesinos es un acto de la sociedad civil que se organiza en defensa del interés colectivo, pero es también resultado de las decisiones neoliberales que privilegian el interés económico y no el bienestar social.
Don Ceci, Patrón, el campo lo necesita y todos necesitamos del campo.

