• Horacio González
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Lorena Cuéllar Cisneros se comporta como una verdadera coordinadora. No lo hace, sin embargo, como coordinadora de los esfuerzos de las y los tlaxcaltecas. Esa actividad no la tiene como prioridad. Su principal encomienda ahora es serlo, pero del alcalde de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, guiándolo por los caminos que le lleven ganar la candidatura del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura.

Por eso son las inversiones por más de mil 700 millones de pesos para el municipio. Por ejemplo, en Ocotlán destinó 932 mil 500 pesos para rehabilitar una cancha de fútbol rápido. Cuándo se le preguntó sobre esa inversión, contestó: “Para mí, Tlaxcala capital representa el lugar donde todos nosotros vivimos. Yo soy vecina de ustedes, de aquí, de Ocotlán, y para mí es muy importante que este lugar (...) hoy tan bonito que se ve, cuánta gente va a empezar a venir de noche, se le va a empezar a dar vida a Ocotlán”.

No pensaba lo mismo cuando pasó por la alcaldía Jorge Corichi Fragoso, y eso que pertenecía al mismo partido político al que ahora pertenece Sánchez García.

Apenas la semana pasada este espacio daba cuenta de la sugerencia que la gobernadora hizo al presidente municipal capitalino para que Víctor Cánovas fuera su coordinador de campaña. Pero por arriba del nayarita se encuentra ella. No hay duda.

Al hijo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya la mandataria estatal le busca inversiones millonarias que durante la primera mitad de su mandato no hizo. Lo invita a reuniones y lo placea para que forme parte de las fotografías de primera plana en medios de comunicación.

Su obsequioso comportamiento es completamente opuesto al que tiene con la senadora Ana Lilia Rivera Rivera. No hay para ella la más mínima cortesía política y la tiene más bien como una opositora a su gobierno y a su proyecto, que ahora mismo se llama Alfonso Sánchez García.

Tanta aversión le tiene, que a aquello que siente como la menor crítica de la legisladora federal al gobierno estatal, lo hace eco en Palacio Nacional. Su objetivo no tiene duda: es buscar restarle puntos de cara a la decisión que pronto habrá respecto a la candidatura para la gubernatura.

Pero no lo hace solamente en Palacio Nacional. También con líderes sindicales y actores políticos de distinta índole, con el claro objetivo de que la senadora no reciba apoyo ni respaldo político. Lamentablemente para la gobernadora, no lo ha logrado. Pero no ceja en su intento.

Más recientemente, Cuéllar Cisneros ha puesto marcaje personal a la oriunda de Calpulalpan. ¿Cómo lo hace? Con la presencia de agentes de Gobernación en cada una de las asambleas informativas que Ana Lilia Rivera tiene en apoyo de la presidenta Claudia Sheinbaum. Los últimos días, con la entrega de su primer informe legislativo, se ha redoblado esa vigilancia.

Los agentes de información siguen órdenes de su jefe inmediato, el director de Gobernación, que en este caso es Emilio Minor Molina. Pero éste, a su vez, sigue instrucciones del secretario de Gobierno, el morelense Luis Antonio Ramírez Hernández, quien no se mueve solo y cuenta con la autorización de jefa, la gobernadora Lorena Cuéllar. ¿Acaso esperan grabar o reportar algún error de la legisladora?

Ese es el comportamiento que tiene la titular del Ejecutivo, por si hubiera alguna duda de qué lado del tablero político se encuentra. Sin embargo, no se da cuenta de que todos los negativos de su gobierno los traslada a su favorito, Alfonso Sánchez García, quien carga sus propios infiernos en el ayuntamiento de Tlaxcala.

El error los ha llevado a un estancamiento en las preferencias ciudadanas. Algunas encuestas lo ubican en tercer lugar y, en contraparte, en todas ellas la senadora Ana Lilia Rivera las encabeza. A estas alturas, todo hace indicar que no habrá sorpresas. Que la oligarquía tendrá un alto para el proceso electoral que se avecina. Y todavía más: su odiada enemiga no disminuye adeptos, los gana cada día que avanza.