• Gaby Flores
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Querido lector, ¿usted fue de los que compartió la imagen de “Yo jalo con Alfonso” o al menos la vio aparecer como anuncio espontáneo en el perfil de algún conocido? Porque el domingo Tlaxcala se inundó con una postal, la frase que se volvió mantra digital y convirtió al alcalde de la capital, Alfonso Sánchez García en tendencia política sin pedirlo, o al menos eso dice él. 

Aquí aplica el clásico, yo no fui, fue Teté, aunque nadie sabe quién es Teté, pero todos sospechan de todos.

Lo cierto es que, si aquello fue una trampa para hacerlo ver como adelantado rumbo a la gubernatura de 2027, a los autores les salió peor, la jugada se les revirtió de la manera más irónica posible. 

Porque si lo que buscaban era perjudicarlo, terminaron haciéndole campaña gratis, y mucha. Las redes sociales se inundaron con la frase, los análisis empezaron a volar y el tema se volvió café de lunes: ¿acto anticipado o golpe mal calculado?

Sánchez García, por su parte, negó categóricamente haber dado la instrucción. Dice que nadie de su equipo lo hizo, entonces, ¿quién fue el iluminado estratega que incendió las redes? Nadie lo sabe, pero a estas alturas es lo de menos. 

El daño o el beneficio ya estaba hecho, y el eco digital dejó claro que hay quien quiere mover la narrativa. 

Porque, estrategia o no, planeado o no, conocido o no, el nombre de Alfonso Sánchez García sigue colándose en todas las quinielas para convertirse en el candidato de Morena que busca suceder a Lorena Cuéllar Cisneros. Va varios pasos adelante, y con este episodio, más.

Así que sus rivales deberían irse acostumbrando, si así se ponen por una imagen no atribuida, imagínese cuando empiece lo verdaderamente serio. Esto apenas comienza, y un principio básico de la política moderna es que hablen bien o mal, pero que hablen, y el domingo, vaya que hablaron.