“¡Se recibe cascajo!” debería decir el eslogan oficial de este peculiar primer informe legislativo de Ana Lilia Rivera Rivera, que más parece una gira de reciclaje electoral que un acto de rendición de cuentas.
Seamos honestos, querido lector, cuando uno ve a la senadora recorriendo Tlaxcala como si buscara tesoros raros, todos sabemos que no anda dando la cara, anda cazando la candidatura de Morena rumbo a 2027.
Que conste en la memoria de los tlaxcaltecas que no es que le haya ido mal viviendo de la política. Diputada, senadora, operadora de pasillos, protagonista de sobremesas políticas, pero la obsesión por la gubernatura la ha dejado con un problema, ya no distingue entre estructura y escombro, y cuando alguien confunde operadores políticos con fierro viejo, allí empieza el incendio.
El más nuevo en su vitrina de “redimidos por conveniencia” es Pedro Pérez Lira, aquel exalcalde capitalino que pasó del PRI a ser candidato de Movimiento Ciudadano y que ahora, mágicamente, resulta que ya es guinda hasta el tuétano.
¿Conversión ideológica? ¿Renovación espiritual? ¿Revelación mística? No. Más bien parece que, bajo la venia bendita de la senadora, el pasado de cualquiera se borra con un simple “yo te bautizo en nombre de la 4T”, porque ella cree fervientemente o convenientemente que cualquiera que se someta al ritual de sumarse al partido guinda, pero a su favor, queda purificado.
No olvidemos a los ex candidatos independientes como Emmanuel Cruz Padilla, que hoy desfilan en su proyecto como si jamás hubieran renegado de la partidocracia, ni al expriísta José Antonio Cruz Álvarez Lima, su compañero de fórmula en el Senado, convertido de pronto en pilar moral del “nuevo” movimiento. A estas alturas, la única línea ideológica evidente en su equipo es “si respira y quiere hueso, súmalo”.
La desesperación se huele, se siente, pues Ana Lilia Rivera Rivera con un pie casi fuera de Morena (ya todos saben quién lleva mano para la candidatura de 2027), la senadora anda recogiendo perfiles como quien junta piezas para un Frankenstein electoral, total, si la ética no sirve para sumar votos, pues que estorbe lo menos posible.
Por eso ya se habla de su “plan V”, ese refugio del tucán tradicional para políticos reciclados, arrepentidos o en proceso de reinvención.
Rivera Rivera dice ser de Morena, pero solo porque ese partido le ha dado poder, reflectores y una carrera política, de ahí a que comulgue con los principios de la 4T… bueno, basta ver la colección de personajes que ha ido sumando.
Por cierto, una duda persiste, flotando como mosca en café recién servido, ¿ya habrá declarado su patrimonio o seguirá diciendo que no le alcanza ni para una televisión? Cuando todos sabemos que su carrera política no se ha construido precisamente con salario mínimo.

