En una sociedad como la nuestra, en la que la mayoría de los habitantes de Tlaxcala obtiene sus ingresos a través del comercio, se avizora un panorama sumamente difícil de enfrentar por los estragos económicos que está causando en los comerciantes el cierre masivo de negocios por la pandemia de Covid-19.
Hasta hoy, en México y en Tlaxcala no hemos padecido la parte más cruda de la emergencia sanitaria, pero los pronósticos de las autoridades permiten anticipar que viviremos días muy difíciles por la cantidad de enfermos y muertos que provocará el SARS-Cov-2.
La pérdida de vidas humanas y las historias de dolor que dejará a su paso el Covid-19 serán un duro episodio que quedará guardado entre los capítulos más negros de la historia de la humanidad. Sin embargo, la pérdida de seres queridos no será la única secuela funesta del coronavirus.
En los meses posteriores a la pesadilla sanitaria que en estos momentos está viviendo el mundo, tendremos que enfrentarnos de lleno a una crisis económica que, según los expertos, no tiene comparación más que con la Gran Depresión de 1929.
Si en materia de salud ningún país del mundo estaba preparado para hacer frente a una pandemia como la de Covid-19, en lo económico pasará lo mismo. Por desgracia, dadas las críticas condiciones económicas que ya vivía México antes de la pandemia, nuestro país será uno de los que más resentirá los embates de la crisis.
Así que no se vivirá de la misma forma la crisis económica en Corea del Sur, que en Israel, Italia, Ecuador o México. Cada país enfrentará lo que viene con sus propias carencias y con sus aciertos o errores al enfrentar la pandemia.
Y lo mismo ocurre en el plano nacional. No será lo mismo enfrentar el golpe económico en un estado como Nuevo León, Guanajuato, Aguascalientes, Coahuila o Querétaro, cuyas economías se basan principalmente en la industria, que en Tlaxcala.
En nuestro estado, hasta el momento, muchos comerciantes están haciendo hasta lo imposible por sortear el parón económico, pues al menos en Apizaco alrededor del 90 por ciento del comercio sigue funcionando de manera normal. Lo mismo sucede con la movilidad de las personas que en su mayoría no están acatando las medidas preventivas que los gobiernos recomiendan a la ciudadanía.
Lo grave de estirar al máximo los tiempos para el cierre inevitable de comercios no fundamentales y el confinamiento obligatorio, es el creciente número de personas contagiadas que puede desbordar el sistema estatal de salud y aumentar dramáticamente la cifra de muertes.
La magnitud de contagios por Covid-19 que se avecina para México, debería ser motivo para la corresponsabilidad entre gobierno y sociedad. Si en países más desarrollados que el nuestro el colapso ha sido inevitable, aquí no va a existir nivel de gobierno que tenga los recursos y las capacidades suficientes para enfrentar por sí mismo la emergencia.
Ante la crisis, considero que lo más conveniente es avanzar hacia un formato de acción adecuado para cada municipio y diseñado conforme a sus necesidades específicas. No es lo mismo un municipio con alto riesgo de contagio y con rápida propagación del virus, que uno de bajo riesgo y con distintas fuentes de contagio.
Retomando el tema de la economía, lo que hoy estamos viviendo en nada se parece ni tiene relación con ninguna crisis que hayamos padecido antes la mayoría de quienes estamos vivos. Con trabajo, esfuerzo y sacrificios, en México hemos librado muchas crisis económicas pero hoy se recomienda a la gente ¡¡que no salga de su casa!! Lo cual, estimado lector, nos permite dimensionar a simple vista el resultado catastrófico de esta decisión.
Como siempre, mi total agradecimiento y respeto a quienes me brindan un momento de su tiempo. Hasta la próxima, si Dios lo permite.