• Citlali Ortiz Cano
INTELIGENCIA EMOCIONAL EN LA EDUCACION I

Es imprescindible que el cultivo de la inteligencia emocional se vuelva obligatorio en padres y educadores, además de que se implemente una asignatura que la aborde de manera profunda y constante en las escuelas, desde el nivel preescolar, hasta el profesional.

Es evidente que los métodos educativos a través de los años han tenido que ser modificados y evolucionados por los educadores, conforme la dinámica que la misma vida exige, sin embargo existe un rubro educativo, que ha sido marcadamente rezagado, si es que no desaparecido ya de los planes y programas de la escuela formal, como lo es el estudio de la ética.

Abordaje que no tiene nada que ver con compendios interminables de sus orígenes, de los que se han escrito ríos de tinta, solo que de manera histórica, tratando de explicar su devenir, que no su aplicación en la interacción cotidiana entre las personas de una comunidad o sociedad, estudio-el de la ética-, que hace flaco favor a las generaciones actuales, si no son capaces de comprender su importancia para la convivencia humana.

Es imprescindible dilucidar la importancia de una educación de los sentimientos o de las emociones, al niño desde que nace se le impone el silencio y la represión de sus sentimientos para que sea socialmente conformista, incapaz de tener un comportamiento contrario a los cánones que le son impuestos por los adultos.

Vivimos en una sociedad que ha heredado modos de educar tendientes al miedo y al silencio, que promulga la frase: “en boca cerrada no entran moscas”, sin embargo esta educación es la que ha dado lugar a la nueva forma de esclavitud que ahora se cierne sobre casi todos los mexicanos, la del silencio y embotamiento o adormecimiento de los sentimientos, aun en contra del bienestar físico y mental.

Sin embargo si alguien llega a salir de la norma del conformismo, es criticado y ferozmente perseguido, por el temor de que “contagie” sus emociones renovadoras y libertarias, persecución que no sólo perpetra la autoridad “guardiana del orden”, sino también es reprobado por sus pares que al verse trastocados, también lo acallan con una negación profunda.

Inundándolo con frases como: “todo está bien”, “aquí no pasa nada” o con frases peores: “¿qué le vamos a hacer?, “así nos tocó vivir, siempre pobres”, estás loc@, así es el sistema, cómo crees que vas a poder cambiarlo”, afirmaciones  todas, que siembran la profecía auto cumplidora de la mediocridad, que se ha ido transmitiendo de generación en generación.

 Tenemos que ser capaces de romper los paradigmas que nos han soterrado en este estado de indolencia y conformismo, para ser capaces de despertar y sentir emociones de todo tipo, educarlas y dejarlas salir, para una mejor y feliz convivencia entre los seres humanos y su entorno.

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