• Doctora Elsa Martínez Flores
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Hace 20 días aproximadamente, un grupo de vecinas se organizaron para que sus hijos tuvieran una especie de “curso de verano” dentro del fraccionamiento, el horario de entrada era a las 9 de la mañana y la salida al medio día. El protocolo de ingreso no era estricto, inclusive alguno que otro niño carecía del cubre bocas respectivo.  

Una vez que las autoridades escolares anunciaron el día oficial para el regreso a clases, no he visto a los infantes por las áreas verdes, de repente, el curso fue suspendido y pienso que se encuentran en los preparativos para acudir próximamente a las aulas, con todas las medidas higiénicas respectivas que harán este retorno complejo.  

El hecho de no acudir determinado tiempo sin duda pesará a gran parte de la población infantil quienes habrían relajado sus hábitos para retomarlos después de varios meses, el proceso no será fácil, mucho menos para los padres y personal académico, los que deberán observar las indicaciones respectivas para el ingreso a las instalaciones de los colegios, mientras que otros no enviarán a sus hijos a las aulas, porque consideran que así los protegerán del COVID y sus variantes.  

En México la disciplina es complicada, difícil de realizar, los niños y adolescentes les costará tal vez un poco regresar a la llamada “nueva realidad” porque todos observamos que en lo más complejo de la pandemia, ellos jugaban y salían junto con sus padres a muchos lugares, de hecho, fue la población con menos riesgo, pero, ahora con la evolución del virus, tal vez si habría un margen de contagio, no se sabe aún, afortunadamente, las autoridades gubernamentales y educativas tendrán el pulso para tomar las medidas respectivas si este panorama cambia.  

Cómo decir no a las clases cuando vemos fotografías de familias completas en la playa, en los parques, en los centros comerciales, en el transporte, en casi todos los lugares. Con ello, la excepción serían los infantes con problemas de asma, aquellos que son débiles ante una gripe o con una enfermedad crónico degenerativa, ellos serían punto y aparte.  

Si desde el principio de la pandemia las familias hubieran determinado una nueva conducta en sus hábitos, probablemente hoy el panorama sería diferente, en muchos sentidos, tanto higiénicos, educativos, de salud, entre otros, pero no fue así, veremos qué sucede en las siguientes semanas donde estaremos todos atentos a la tendencia que marca la COVID, que desgraciadamente, cambió el rumbo del mundo.