Frida comía en platos de barro, se vestía de forma sencilla y cuando le escribía a su gran amigo Miguel N Lira le preguntaba que el día que visitaría el pueblo polvoriento de Coyoacán donde ella vivía, porque así era la zona que ahora es considerada como de intelectuales de abolengo. Definitivamente la esposa de Diego Rivera era una sin pose, pese a su origen.
La mayoría de las personas conocen la historia de la artista plástica que plasmó sus experiencias y dolor físico a través de las pinturas que todos conocemos, el mundo la encumbró llevándola a otro estatus donde sus trabajos se cotizan en dólares y euros, su imagen se popularizó a tal grado que, utilizan su rostro en cafés, camisetas, obras plásticas, adorna las paredes de residencias con un toque elitista que si viviera tal vez rechazaría derivado de su tendencia hacia el pensamiento de izquierda.
El tequila, decían, era su bebida favorita y lo consumía para aliviar el dolor de su espalda “Doctor si me deja tomar este tequila le prometo no beber en mi funeral”, además las tortillas era uno de los alimentos que diariamente debían estar en la mesa de Diego y Frida, para degustar el huauzontle, los moles, el pipían, el arroz, los chiles en vinagre y también para acompañar los tacos, su merienda era un pan dulce con chocolate.
Y qué decir de la ropa que para muchos era una manera de “ir en contra de la corriente”, vistosa, única, tan diferente a la que hoy la admiran y la tienen dentro de su élite, porque no comulgaba con las ideas de la burguesía. Lo que antes rodeó a Frida fue resurgiendo y adquiriendo estatus, ejemplo de ello fue Coyoacán, que de “pueblito” como ella misma lo describió, se convirtió en una zona residencial y de restaurantes de alcurnia, aunque actualmente, haya bajado significativamente de nivel, al final queda un poco de lo “chic” que tuvo en su momento.
La Casa Azul inmueble donde vivió, es ahora un museo que alberga lo más representativo del matrimonio Rivera-Kahlo, sin embargo, ha puesto al desnudo la intimidad de la mujer que jamás fue pretensiosa, que solo buscaba ser amada y librarse del dolor que marcó su vida, los elitistas poco les ha importado, lucraron con todo lo que ha representado Frida, y la sencillez fue transformada en lujo y colección, la colocaron en un círculo en el que seguramente no sería feliz.
El aburguesamiento de Frida es un fenómeno social que la popularizó a costa de su imagen mientras que otros se hacen ricos, tal vez el término no sea el adecuado, ya que la palabra se utiliza para referirse a “la reocupación de algunos centros urbanos por las clases más pudientes después de su rehabilitación urbanística y arquitectónica", en este caso la he acomodado en el texto para explicar por qué la Kahlo ya es de una Élite que no pidió.