El turismo tanto local como nacional y foráneo representa para Tlaxcala, un impacto positivo en la economía y bienestar de las poblaciones a las que llegan los visitantes.
No se trata solo de la captación de recursos económicos, sino de su efecto en la creación de empleos directos e indirectos.
Además, por supuesto, de su repercusión innegable en otros sectores de la economía.
De ahí que sea altamente positivo que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros haya suscrito un convenio con la Secretaría de Turismo para la implementación y seguimiento del Programa Rutas Mágicas de Color.
El convenio contempla cinco municipios, y su objetivo es rehabilitar su imagen urbana mediante la pinta de fachadas y murales artísticos.
Una acción que, si bien no se antoja novedosa, en el plano de la continuidad y el mantenimiento, se debe apreciar como el reconocimiento de que esa debe ser una acción permanente en todos los destinos turísticos.
Los municipios que toman parte en el programa son Huamantla, Tlaxco, Apizaco, Atlangatepec y Terrenate para que se lleven a cabo los trabajos.
La administración de Cuéllar Cisneros a la fecha se ha realizado trabajos de mejoramiento en Huamantla, Tlaxco, Ixtenco, Tequexquitla y Tetla, con un recurso tripartita.
El programa de conservación y mejora de la imagen urbana, además contempla la participación de Comex.
De ahí que involucre la participación conjunta de los sectores social, público y privado, en pro de la industria turística de Tlaxcala.
Lo que está a la vista es el hecho irrefutable de que la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros aprecia con claridad la importancia que representa el arribo de visitantes a los destinos turísticos de Tlaxcala.
Pero también aprecia con claridad la necesidad de que se realicen las obras necesarias para mantener y en su caso mejorar la imagen urbana de las poblaciones con vocación turística.
Una acción que evidentemente contribuirá a mejorar el entorno social de la población local.
No sólo a quienes dependen del sector turismo.
En el fondo, lo deseable es que Lorena Cuéllar logre que estas acciones de mantenimiento de la imagen urbana sean permanentes, o al menos que se programen de manera adecuada y periódica.
Una acción que se antoja complicada, pero desde la perspectiva de un mantenimiento oportuno, resulta obligada.