Tal como lo abordé en el artículo anterior, es importante desarrollar diferentes habilidades en los maestros, que nos permitan consolidar conocimientos de excelencia en nuestros alumnos y de esa manera conducir a las nuevas generaciones al fin máximo del ser humano, que es la trascendencia y la felicidad, por lo que es importante desarrollar en cada uno de los educadores, las siguientes cualidades, para de esa manera acrecentar nuestra inteligencia emocional y la de nuestros alumnos.
Explicaré más ampliamente las siguientes cualidades que tenemos que cultivar como maestros:
1.- Una gran empatía. Tomando en cuenta que la empatía es la capacidad de poder comprender, experimentar o compartir los sentimientos de otras personas, desarrollando esta cualidad podremos comprender y acompañar de una manera cercana a nuestros alumnos.
2.- Amor en todos nuestros actos. Aquí se hace fehaciente el adagio que dice que nadie puede dar lo que no tiene, por lo que es muy importante que el educador cultive su autoestima y amor hacia sí mismo para que de esa manera sea capaz de compartirlo, en todos sus actos educativos.
3.-Tolerancia y paciencia hacia las acciones de nuestros alumnos y de todos los que nos rodean. En estas cualidades, va muy inmerso el amor hacia nosotros y hacia las personas, porque sólo con amor, seremos capaces de desarrollar esta paciencia y tolerancia hacia los comportamientos y cambios generacionales que se dan en los educandos.
4.-Planeación y constancia en la aplicación de contenidos, sobre todo en lo que tiene que ver con emociones. Para planear de antemano hay que conocer, es decir tenemos que cultivar nuestra inteligencia emocional de manera tal, que seamos capaces de transmitir y consolidar conocimientos significativos con una alta dosis de cociente emocional.
5.-Hacer de cada acto educativo algo innovador y en extremo divertido. La novedad siempre atraerá al ser humano, en especial a los más jóvenes, por ello es que un educador tiene que estar a la vanguardia de las maneras de enseñar, además de que tendrá que hacer de sus actos educativos, eventos entretenidos y muy divertidos, con actividades lúdicas-de juego-, hay una gran apertura de atención y liberación de endorfinas que hacen que los seres humanos aprendan más y mejor
6.-Hacer a un lado todo viso de autoritarismo, que muchas veces disfraza ignorancia e impotencia ante nuestros alumnos. Porque en un ambiente educativo libre y armonioso, maestro y alumnos lograrán un intercambio socioeducativo eficaz, la confianza es la base de toda relación y permite un mayor flujo de emociones positivas, que conllevan una mayor posibilidad de aprender.
Y reitero, estas son algunas de las cualidades que tenemos que cultivar los educadores del siglo XXI, si queremos conducir a buen puerto a estas generaciones altamente computarizadas y no morir en el intento.
(En próxima entrega describiré más cualidades)
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