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A tres años y medio de la actual administración estatal, “ya tenemos la casa ordenada y limpia”, sostiene el titular de la Contraloría del Ejecutivo (CE), Hugo René Temoltzin Carreto, quien reconoce el impacto negativo de dos casos de corrupción en la Secretaría de Fomento Agropecuario (Sefoa) y en la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de Tlaxcala (Coeprist), pero aduce que el recurso humano de la dependencia es insuficiente “para tener ojos” en todas las áreas del gobierno, por eso apela a la denuncia ciudadana en la entidad.
En entrevista con La Jornada de Oriente, el funcionario declara: “lo malo sí nos ocupa, pero sólo eso, no nos puede distraer, sino ocupar en cambiarlo”.
“Se tiene que dar un manazo” cuando hay dolo
Desde su despacho, ubicado en el ex rancho La Aguanaja, en Apetatitlán, Temoltzin Carreto reitera que la instrucción del gobernador Mariano González Zarur “ha sido muy clara, no vamos a tolerar ninguna anomalía en la administración pública”.
Sin embargo, puntualiza que la dependencia ha tenido que aprender a diferenciar “entre meter la pata y meter la mano. Si un servidor público mete la pata, si se equivoca, puede hacerlo una o dos veces, pero si es tres o más, no está metiendo la pata, ya lo está haciendo con premeditación, con dolo, ya hay malicia ahí, entonces ya quiere meter la mano y se le tiene que dar un manazo, ese es el actuar de la Contraloría del Ejecutivo”.
Explica que si la CE detecta que un servidor público se equivoca, lo corrige, norma un procedimiento y, en caso de requerirlo, lo capacita, a través de la Oficialía Mayor de Gobierno (OMG) o cualquier institución educativa local.
Pero cuando corrobora que a pesar de haber sido atendido el asunto, el error es constante, que “no da el ancho”, se inicia el procedimiento administrativo para separarlo del cargo, apunta el contralor del Ejecutivo.
Precisa que en lo que va de la administración marianista, cinco personas han sido cesadas porque se comprobó alguna actuación irregular. Estos ahora ex servidores públicos se desempeñaban en el Fideicomiso para la Prevención de las Adicciones (Fipadic), en el Centro Cultural La Libertad de Apizaco, en la Sefoa y en la Coeprist, detalla.
“Todos son casos muy notorios y muy mediatizados”, indica Hugo René Temoltzin, quien puntualiza que el de la Sefoa (en el que se comprobó el desvío de 11 mil toneladas de fertilizante en el programa de 2013) sigue abierto, pues en el procedimiento de responsabilidad administrativa, no se ha emitido sentencia definitiva. Independientemente se desahoga el proceso penal en contra del responsable.
El funcionario enfatiza que hay que empezar “a popular lo bueno que se ha hecho en Tlaxcala”, en lugar de resaltar lo malo que, desde su perspectiva, “es lo que vende, es lo que genera nota y es lo que se te queda.
“La ciudadanía –exalta– tiene que saber reconocer que el actuar de este gobierno ha sido bueno… el gobernador es un hombre con una gran visión y con unas políticas públicas tan bien evaluadas y diseñadas, que por eso nos instruye que las ejecutemos cabalmente”.
Aunque también reconoce que los ejecutores “muchas veces somos los malos. Y se puede tener una política pública tan bien diseñada que al momento de ponerla en práctica por culpa del ejecutor, no genera el impacto deseado… debemos distinguir en qué estamos bien y en qué estamos mal, reconocerlo y cambiarlo en su momento”.
“A veces quisiéramos detectar las cosas a tiempo”
–¿Qué tanto han afectado los casos Sefoa y Coeprist?, ¿han echado abajo todo ese trabajo del que habla, el del combate a la corrupción al interior del gobierno?
–Indiscutiblemente, no puedo decir que son casos aislados, son aspectos que nos ocupan, porque a veces quisiéramos detectar las cosas a tiempo, solucionar las cosas a priori y no a posteriori, pero si no hay este involucramiento de la ciudadanía en hacernos llegar esas anomalías que están sucediendo para nosotros nos es complicado.
Temoltzin Carrero repone: “no pretendo justificar mi trabajo, pero verdaderamente el recurso humano con el que cuenta la Contraloría sería insuficiente para tener ojos en todas las unidades administrativas del gobierno del estado”.
Por ello, insiste en que la ciudadanía debe creer en la CE, pues –añade– “con una queja yo me entero, que fue como lo hice con la Coepris, hasta que un hombre y una mujer decidieron presentar la queja, fue como tomé cartas en el asunto (para cesar al entonces titular Justo Vázquez Hernández, acusado del delito de extorsión)”.
–¿Esos casos se prendieron los focos rojos al interior de la administración?
–Claro, sí, nos obliga a redoblar esfuerzos, a comprometernos más y a seguir capacitando a los servidores públicos, a ser mejores cada día.
Señala que se tomaron medidas, como el fortalecimiento de áreas, a través de la Dirección de Auditoría y de la de Modernización. “Se reforzaron las entrevistas al usuario, que muchas veces no tiene el valor de venir a presentar la queja o no sabe dónde presentarla… se le hacen preguntas muy sencillas… le vamos diciendo cuál es el caminito para que pueda ser escuchado”.
Mano dura no; “soy justo”
–Lo ven como el funcionario de mano dura, ¿qué opina?–, se le inquiere a Temoltzin Carreto.
–Tenemos que aprender a jugar en el ruedo en el que nos encontremos, si todos los funcionarios hicieran su trabajo, no tendría que hacer el mío, como ellos no lo hacen, yo lo tengo que hacer, responde.
El contralor abunda que las y los servidores públicos “tienen que distinguir que mi posición es ésta y mi trabajo es éste y me están pagando por hacerlo”.
Temoltzin Carreto señala que cumple indicaciones del mandatario estatal. “Me dijo cuál era mi función y te puedo decir, con toda honestidad, que él nunca me ha hablado para decirme con tal persona has una excepción; me ha dicho, a todos se les trata por igual, con la ley en la mano, siempre”, subraya.
En su opinión, es cuestión de óptica, “pienso –dice– que el mal servidor público te va a decir que soy de mano dura, pero el bueno va a decir que soy justo”.
Sostiene que nunca ha hecho nada contrario a la ley y subraya que el papel de la CE es el de apoyar a las dependencias de gobierno, es un aspecto institucional, preventivo y de capacitación.
“No sólo me encargo de ver qué está mal sino de corregirlo, de sistematizar el proceso, de capacitar a la persona que lo hizo y entonces ya me salgo, si vuelvo a ir y está mal, ya tomo una determinación… pero –concreta– el primer aspecto nunca tiene que ser un coscorrón ni el despido”.
Hugo René Temoltzin asegura que en tres años y medio se ha avanzado “abismalmente”, pues “ya tenemos la casa ordenada, limpia y ahora eso nos permite poder voltear a otros lados donde no se ha actuado porque se tenía que comenzar de cero”.
Expone que las primeras acciones fueron enfocadas a la modernización y actualización, porque no existía una plataforma digital, además de que el parque informático y vehicular “estaba por los suelos”. El segundo de éstos “generaba grandes gastos, era una gran fuga de dinero”, ya que las unidades “muy viejas” implicaban “muchas erogaciones” en mantenimiento y combustible.
“La modernización llevó su tiempo, quisiéramos hacerlo en un año o seis meses, el único problema es que no se cuenta con el recurso. La estrategia del gobernador es con mucha planeación, con altura de miras, muy bien diseñada, se tuvo que empezar a ordenar la casa pero desde lo esencial”, indica.
El contralor cree que el cambio está en manos de cada servidor público, desde el de menor rango hasta el de mayor, pues “todo es un involucramiento, pero también nos ha enseñado que una vez que tenemos todo organizado, ya no hay pretextos para no tener un crecimiento”.
En concordancia con el discurso del titular del Poder Ejecutivo local, asienta que el crecimiento se ha dado y que el cuarto año de gobierno es el de la consolidación, en el que se empezará a notar lo sembrado. Pero advierte que no se verá reflejado en esta administración. “Las venideras son las que lo van a disfrutar, a empezar a tener los primeros frutos”, concluye el funcionario estatal.