- Política
La tradicional alternancia de poder entre las familias Garay y Covarrubias llegó a su fin tras la implementación de una reforma constitucional propuesta por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, que prohíbe la reelección de funcionarios en ciertos niveles, marcando un cambio significativo en la política local.
Una de las afectadas por esta nueva reforma es la diputada federal del Partido del Trabajo (PT), Irma Garay Loredo, quien ya no podrá aspirar a la reelección para un tercer periodo consecutivo.
Además, la reforma le impide heredar su cargo a su padre, Silvano Garay Ulloa, o a su hermano, quienes habían sido figuras cercanas al poder de la legisladora. La familia Garay había mantenido un control político en el municipio y sus alrededores, con la expectativa de continuar con una serie de cargos públicos heredados de generación en generación.
Del mismo modo, la reforma impactará directamente al exdiputado Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, quien durante su tiempo en el Congreso local contribuyó a la perpetuación del poder de su familia en Texoloc. Tras su paso por la diputación, Miguel Ángel Covarrubias había logrado que su madre, Maribel Cervantes, asumiera la presidencia municipal de Texoloc, un puesto que, posteriormente, heredó a su hermano Arturo Covarrubias Cervantes.
Esta familia caracterizada por la ambición del poder y del dinero, generó que durante años se perpetuaran en el poder engrandeciendo su patrimonio y los bolsillos de la familia sin el mínimo pudor y con descaro total.
Esta práctica de herencia de poder político ha sido vista por muchos como una forma de consolidar el dominio de la familia en la política local, lo que se ve ahora interrumpido por las nuevas disposiciones legales.
Con la reforma aprobada por la presidenta Sheinbaum, los diputados ya no podrán continuar por más de un periodo consecutivo en sus cargos. La medida busca evitar que figuras políticas se perpetúen en el poder y que, en su lugar, se fomente la renovación constante en las administraciones. Además, aquellos que aspiren a mantenerse en el poder, ya sea en el ámbito estatal o municipal, deberán hacerlo mediante un trabajo político genuino, sin recurrir a la reelección o la herencia de puestos.