Doctora en Ciencias Sociales, creadora de la columna de opinión Sociologante, la cual aborda diversos temas sobre la sociología desde diferentes perspectivas.
Los recientes aranceles impuestos por la administración estadounidense han provocado un fuerte impacto en varios sectores, y sin duda en las llamadas “siete magníficas”, las empresas que lideran la evolución tecnológica e innovación global: Apple, Microsoft, Alphabet (Google), Amazon, Nvidia, Meta y Tesla.
Estas compañías enfrentarán un aumento significativo en sus costos de producción y distribución, lo que implica, al menos por ahora, un freno en la inversión en nuevos productos.
El caso de Meta, y en particular el metaverso promovido por Mark Zuckerberg, se vuelve especialmente representativo. Este universo inmersivo, que aspiraba a convertirse en la próxima gran plataforma de interacción digital, se encuentra todavía en su versión 1.0, es decir, en un desarrollo inicial.
Antes del incremento arancelario, se proyectaba un desarrollo robusto de 5 a 10 años aproximadamente. Sin embargo, el alza en los precios de componentes esenciales como gafas de realidad virtual, sensores o chips, pone en entredicho ese ritmo de crecimiento.
Pero este retroceso no afecta únicamente a Meta o a los modelos de negocio basados en entretenimiento y redes sociales. Los metaversos están floreciendo de manera más silenciosa y práctica en sectores como la salud, la educación y la industria.
Simuladores quirúrgicos, aulas inmersivas y entrenamientos técnicos a distancia ya están mejorando procesos y reduciendo brechas. Estas aplicaciones dependen de la misma infraestructura tecnológica que ahora se encarece por los aranceles.
La consecuencia es clara: no solo se retrasa la innovación empresarial, también se limita el acceso a herramientas que podrían mejorar vidas. La rivalidad entre Estados Unidos y China impide pensar en soluciones internacionales concertadas y se vuelve indispensable explorar otras rutas.
Los metaversos de código abierto pueden convertirse en una herramienta poderosa ya que son entornos virtuales que no dependen de una sola empresa para su desarrollo o control. Están construidos con software cuyo código está disponible para que cualquier persona o comunidad lo revise, modifique y mejore.
Fomentar comunidades colaborativas que compartan avances tecnológicos permitiría acelerar el desarrollo sin incurrir en los costos de licenciamiento o la importación de hardware y software costosos. Un ejemplo ya en uso es OpenSimulator, un metaverso abierto aplicado en educación y formación técnica.
Las crisis obligan a evolucionar y a plantear nuevos escenarios.