• Apetatitlán
  • Adolfo Tenahua Ramos
Un simple recorrido por la plataforma de transparencia del Ayuntamiento revela que la página institucional está completamente desactualizada desde la salida del alcalde anterior. No hay registro reciente de sueldos, nómina, contratos ni gastos ejercidos.

En un acto que raya en la burla para la ciudadanía, el presidente municipal de Apetatitlán, Azaín Ávalos Marbán, difundió con bombo y platillo en redes sociales un supuesto reconocimiento en materia de transparencia y acceso a la información. Sin embargo, la realidad contrasta drásticamente con la opacidad que impera en su administración.

 

 

Un simple recorrido por la plataforma de transparencia del Ayuntamiento revela que la página institucional está completamente desactualizada desde la salida del alcalde anterior. No hay registro reciente de sueldos, nómina, contratos ni gastos ejercidos. 

La ausencia total de estos datos esenciales sugiere que el reconocimiento recibido poco tiene que ver con el cumplimiento real de las obligaciones legales.

Especialmente preocupante es la opacidad respecto a la plantilla de personal. No se han publicado los nombres ni sueldos de los trabajadores actuales del municipio, lo que alimenta sospechas de que el Ayuntamiento podría estar lleno de "aviadores": personas que cobran sin trabajar.

 

Todo indica que el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) habría entregado este galardón más como una moneda de cambio política que por méritos auténticos. No sería raro pensar que algunos de sus exfuncionarios busquen acomodo en dependencias públicas, y el premio al “alcalde cachondo” parece ser parte del trueque.

Si Azaín Ávalos Marbán tiene realmente algo que presumir, que lo demuestre con hechos: que publique de inmediato en la plataforma de transparencia los recursos que maneja su administración, la plantilla completa del personal, los contratos, los sueldos, el gasto público, la ley de ingresos y demás documentos obligatorios. La ciudadanía merece saber en qué y en quiénes se gasta el dinero del pueblo, porque los procesos de transparencia no se presumen, se ejercen.

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