• Salud
  • Erika Pérez
El 70 por ciento de los jóvenes analizados presentan signos de daño renal. Aunque ya fueron canalizados al sector salud, no existen acciones claras para frenar esta crisis que afecta cada vez más a adolescentes.

La salud renal entre los jóvenes tlaxcaltecas se encuentra en un punto crítico. A través del llamado “Observatorio de Enfermedades Renales”, el Sistema Estatal DIF ha identificado a 74 personas de entre 15 y 24 años con padecimientos renales. Aunque las autoridades afirman que ya fueron canalizados al sector salud, el hecho de que se trate de una enfermedad tan seria y recurrente en la entidad deja ver un problema de fondo que no está siendo atendido con la urgencia debida.

Durante el inicio de la tercera etapa del programa en Tocatlán, Mariana Espinosa de los Monteros Cuéllar, presidenta honorífica del SEDIF, informó que se aplicarán más de 17 mil pruebas a estudiantes del nivel medio superior. Sin embargo, en las dos primeras etapas, con apenas 11 mil 400 pruebas, ya se identificaron 74 casos positivos, lo que revela una prevalencia alarmante.

Por su parte, la Secretaría de Salud estatal reconoció que el 70 por ciento de los análisis realizados arrojaron indicios de enfermedad renal en este sector de la población, una cifra que debería encender las alarmas. Pese a ello, no se han anunciado estrategias contundentes de prevención, educación o seguimiento médico especializado para frenar la expansión de esta enfermedad.

En su intervención, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros describió el padecimiento como “terrible y doloroso”, y recordó testimonios de familias en Texcalac que han perdido a varios de sus integrantes por esta causa. A pesar de estas declaraciones, el programa sigue enfocado casi exclusivamente en la detección, sin que se vislumbren medidas estructurales para atender el origen del problema.

El programa incluye estudios gratuitos como biometría hemática, química sanguínea y examen general de orina. Sin embargo, ante la magnitud del fenómeno, estos esfuerzos lucen insuficientes. La realidad es que Tlaxcala enfrenta una crisis silenciosa de salud renal juvenil que sigue avanzando, mientras las respuestas institucionales siguen quedándose cortas.

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