• Vicente Morales Pérez
Pensar, decir y hacer: responsabilidad de la 4T

 

 

Julio llegó con aplausos, con lágrimas de alegría, con abrazos en los patios escolares de Tlaxcala. Cada ceremonia de graduación, desde preescolar hasta universidad, es una fiesta de esperanza. Es el momento en que cientos de niñas, niños y jóvenes cierran un ciclo y abren una nueva etapa, con la frente en alto y los sueños encendidos.

Graduarse no es solo recibir un diploma. Es mucho más. Es resistir, avanzar, confiar. Es madrugar para ir a clases, estudiar en casa aunque falte internet o energía, es el abrazo de una madre que no terminó la escuela pero lucha porque su hija sí lo logre, es el ejemplo de un padre que lleva años trabajando y se conmueve al ver a su hijo con toga y birrete.

En Tlaxcala, cada generación que egresa es símbolo de lucha colectiva. En muchos casos, no ha sido fácil. Hay estudiantes que han enfrentado carencias económicas, enfermedades, pérdidas familiares o jornadas dobles entre trabajo y estudio. Por eso, cada ceremonia no solo celebra el conocimiento, sino también el coraje y la resistencia.

Desde la Cuarta Transformación, que hoy encabeza con inteligencia y sensibilidad la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de México, la educación es la herramienta más poderosa para transformar la realidad. Becas universales, infraestructura digna, escuelas de tiempo completo, universidades para el pueblo: no son promesas, son políticas concretas que hoy permiten que más estudiantes terminen sus estudios con dignidad.

En Tlaxcala, la Lic. Lorena Cuéllar Cisneros, Gobernadora del Estado, ha trabajado sin descanso para priorizar a nuestras niñas, niños y jóvenes. Las inversiones en escuelas, la entrega de útiles, los programas de nutrición escolar y el respaldo al magisterio son parte de un esfuerzo colectivo que comienza a rendir frutos.

Como diputado local y como egresado de la escuela pública, sé que estos momentos no se olvidan. Por eso, cada vez que una escuela me honra con la invitación a ser padrino de generación, lo asumo con emoción y compromiso. No es un acto simbólico más. Es una oportunidad de abrazar con palabras a quienes, pese a todo, siguen caminando con la mirada en alto.

A todas las instituciones que me han permitido compartir sus ceremonias de clausura, mi agradecimiento profundo. Gracias por hacerme parte de su historia.

A quienes egresan, mi mensaje es claro: sigan adelante, no se detengan. México y Tlaxcala necesitan de ustedes: valientes, preparados, libres, solidarios. Lleven consigo no solo lo aprendido en el aula, sino la certeza de que pueden transformar lo que toquen.

La educación es la semilla. El compromiso, la lluvia. Y el país que soñamos será el fruto de esa siembra.

La Cuarta Transformación sigue firme.

Y Tlaxcala, como siempre, está sembrando futuro con las manos del pueblo y el corazón en su gente.

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