“Si quieres hacer un trabajo que sea algo así como un hobby, puedes hacer un trabajo, pero por lo demás, la inteligencia artificial y los robots te proporcionarán los bienes y servicios que quieras”, dijo Elon Musk el 23 de mayo de 2024 mientras hablaba a través de webcam en VivaTech en París ¿Cuáles son los empleos del futuro? y ¿Cuál es el futuro del trabajo para las mujeres?
El Informe sobre el Futuro de los Empleos 2025 emitido por el Foro Económico Mundial revela cómo la Inteligencia Artificial irá redefiniendo el mundo del trabajo con la creación de 170 millones de nuevos empleos altamente calificados que tienen que ver con la especialización en Big Data, Inteligencia Atificial, Aprendizaje Automático, Tecnología Financiera (FinTech), especialización en ciberseguridad, entre otros programas de software, así como la Ingeniería en Robótica, Ingeniería Ambiental, Energía Renovable y especialistas en transición verde. Este panorama se complejiza cuando el informe señala sobre la pérdida de 92 millones de empleos debido a la automatización y la digitalización impulsada por la Inteligencia Artificial, lo que equivale a un 54% respecto a la creación de empleos altamente calificados. En promedio, las mujeres enfrentan mayor riesgo en perder su empleo en comparación de los hombres. Según el informe, entre los empleos en declive se encuentran los auxiliares administrativos, asesores financieros, operadores, empleados de atención al cliente, capturistas de datos, gestores de inventarios, ingenieros mecánicos y reparadores de maquinaria, profesionales en diseño gráfico, asesores telefónicos, entre otros.
Los empleos del futuro con alta demanda no solo están adscritos a áreas de la tecnología, la ingeniería o las matermáticas, dentro de los emplos de primera línea, también se encuentran los trabajos relacionados con el campo (trabajadores agrícolas y jornaleros), los servicios de reparto a domicilio, los trabajos de la construcción, la educación y los profesionales en la economía del cuidado (asistentes del cuidado personal, cuidadores, asistentes de salud domiciliaria, incluyendo profesionales de enfermería, trabajo social, psicología y asesoramiento).
Cuando pensamos en la Inteligencia Artificial (IA) comúnmente la asociamos a robots, a máquinas, informática, en general, a un sistema sofisticado de alta tecnología que busca automatizar procesos propios de la inteligencia humana. Una definición más concreta la ofrece la OCDE quien define a la IA como “un sistema basado en máquinas que puede influir sobre el ambiente al producir un output (predicciones, recomendaciones o decisiones), para un conjunto determinado de objetivos. Utiliza datos e inputs basados en máquinas y/o en humanos para (i) percibir ambientes reales o virtuales; (ii) abstraer dichas percepciones en forma de modelos a través de un análisis realizado de forma automatizada (p. ej. con aprendizaje automático) o manualmente; y (iii) usar las inferencias del modelo para formular opciones de resultados. Los sistemas de IA pueden diseñarse para operar con diversos grados de autonomía” (OCDE, 2019). Los sistemas de IA incluyen “máquinas capaces de imitar ciertas funcionalidades de la inteligencia humana, incluyendo características como la percepción, el aprendizaje, el razonamiento, la resolución de problemas, la interacción por lenguaje e incluso la producción de trabajo creativo” (UNESCO, 2019).
A pesar de que actualmente se habla mucho de la IA, su uso se puede rastrear desde 1950; primero, con Alan Turing quien en un artículo intitulado Computing machinery and intelligence formulaba la pregunta: ¿Las máquinas pueden pensar?; segundo, con Jonhn MacCarthy quien fue el primero en pronunciar la expresión inteligencia artificial en la Conferencia de Darthmouth en 1956. Si bien, la inteligencia artificial está siendo integrada en distintos ámbitos, incluyendo los laborales y domésticos, es importante analizar cómo el uso de estas tecnologías afectarían a las mujeres en su posición, status y oportunidades laborales. De por sí, las desigualdades de género en las tasas de participación en la fuerza laboral y las brechas salariales que atravesamos actualmente dan forma al contexto de la introducción de nuevas tecnologías de IA. Alrededor del mundo, las mujeres ganan menos que los varones, tienen menos puestos directivos, participan menos en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; en general, suelen tener trabajos más precarizados. O en el peor de los casos, sus trabajos son invisibilizados y no remunerados al dedicar tiempo a tareas de cuidado de sujetos vulnerables y al trabajo doméstico.
Según datos que emite el informe “Los efectos de la AI en la vida laboral de las mujeres” editado por la UNESCO, la OCDE y el BID (2022) es posible situar algunos desafios de la IA:
- El Acceso, conectividad y habilidades digitales es diferencial para hombres y mujeres alrededor del mundo. Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, en África , las mujeres tienen menor proporción de acceso a internet (20,2%) comparado con la de varones (37,1%), en los países arabes el porcentaje oscila entre el 47,3% para mujeres en comparación con el 61, 3% para los hombres. En Europa el uso del intenet se concentra en un 80,1% para mujeres y un 85,1% para hombres. En Asia el porcentaje oscina en un 41,3% para mujeres en comparación de un 48,3% para hombres. América es el único continente donde el porcentaje de uso de intenet es mayor en mujeres en un 77% en comparación de los hombres en un 76,3%. Subrayar esta brecha de género en asuntos de conectividad a internet nos lleva a problematizar otras exclusiones de las mujeres en el mundo digital, como la disminución de oportunidades para buscar, postular, conseguir un empleo, mantenerse actualizada, adquirir y/o desarrollar habilidades digitales, etcétera.
- Dentro de los empleos del futuro enmarcados a ámbitos de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM por sus siglas en inglés) hay menos mujeres, lo que implica que los varones están empleados mayoritariamente en trabajos de más alta cualificación y remuneración. En comparación con los trabajos que abonan a la economía del cuidado donde las mujeres son empleadas en mayor cifra, sin embargo, habría que mencionar que estos trabajos son los que han tenido peores condiciones laborales y son los que perciben menores salarios en relación con sectores tecnológicos. Un informe de UNESCO (2019) muestra que las mujeres ocupan apenas 29% de los puestos de investigación y desarrollo científico en el mundo y que son 25% menos propensas que los varones a apalancar la tecnología digital para usos básicos.
- Hay estudios que han mostrado que solo 18% de los autores en las principales conferencias de IA son mujeres y que más de 80% de los profesores de IA son varones. Según datos de 2020 disponibles en OCDE, las mujeres han representado solo 14% de los autores de los artículos de IA publicados con peer review mundialmente. De por sí, el mundo del software es un sector predominantemente masculino, especialmente en empresas, o bien, las mujeres que se desempeñan en este argot desempeñan papeles menos importantes y están menos conectadas con la red de desarrolladores de software. Como sabemos, las grandes empresas de la tecnología de la información (Apple, Microsoft, Google, Meta, Amazon, IBM, OpenA, etcétera), que son las que tienen el control de la IA, están dirigidas por hombres, además, de ser hombres con cierto perfil. Las mujeres han quedado al margen.
A pesar de los avances tecnológicos y los sistemas de inteligencia artiticial que prometen transformar la realidad, la IA está reproduciendo sesgos de genéro que perpetúan estereotipos, violencias y desigualdades de género
¿Cómo podemos construir un ecosistema tecnológico más inclusivo, equitativo y representativo para todas? La Red Feminista de Investigación en IA (FAIR) es una red global de científicas, economistas y activistas que buscan formas de hacer que la IA y las tecnologías relacionadas sean más efectivas, inclusivas y transformadoras. Desde esta lógica, han situado tres innovaciones feministas de IA diseñadas conjuntamente por innovadoras regionales y miembros de la comunidad para combatir la violencia de género, estas son: SafeHER, AymurAI y SOF+IA. La primera aplicación está diseñada para mujeres usuarias del transporte público en Manila, Filipinas, proporciona herramientas como la alerta SOS para mejorar la seguridad en transporte público. La segunda es una aplicación desarrollada para abordar la falta de datos sobre casos de violencia de género en el sistema judicial argentino, fomentando en última instancia una mayor rendición de cuentas y transparencia dentro del poder judicial cuando se trata de violencia de género. La tercera es un chatbot feminista creado para apoyar a las víctimas de violencia de género facilitada por la tecnología en plataformas de redes sociales.
En este punto, vale la pena cuestionar al sistema de la Inteligencia Artificial articulando nuestras propias necesidades y experiencias. Después de todo, la inteligencia artificial es una herramienta, no la solución. Justamente su potencial se encuentra en sus medios digitales de propagación que pueden ayudarnos a sistematizar procesos, agilizar tareas, pero no son la solución en sí misma a la violencia de género, a la pobreza, al cambio climático, el hambre o la guerra. En el tema que se propuso como título, la IA puede ayudar a construir bases de datos con perspectiva de género, más justas, inclusivas y democráticas; creando plataformas contrahegemónicas que relacionen información de otras culturas, conocimientos no tradicionales, cosmovisiones y otros modos de vida no occidentales.
Tlaxcala, Tlaxcala , 22 de julio de 2025