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  • Adolfo Tenahua Ramos
Para muchos, su paso por el Legislativo se reduce a levantar la mano en votaciones y a cobrar puntualmente su salario, mientras mantiene olvidados a los pueblos.

El diputado local del Partido del Trabajo, Silvano Garay, se ha ganado la inconformidad y el rechazo tanto de la militancia como de los ciudadanos, debido a su falta de resultados, ausencia de iniciativas y nulo apoyo a los pueblos que lo buscaron confiando en su representación.

Las quejas coinciden en que cada vez que alguien lo busca en su oficina, la respuesta es siempre la misma: “no hay dinero”. No importa si se trata de apoyos para ferias patronales, proyectos comunitarios, festivales culturales o necesidades urgentes, Garay cierra las puertas y evade cualquier gestión.

En el Congreso local su desempeño no es mejor, ya que no impulsa propuestas, no defiende a la militancia y su voz brilla por ausencia en los temas que preocupan a Tlaxcala. 

Para muchos, su paso por el Legislativo se reduce a levantar la mano en votaciones y a cobrar puntualmente su salario, mientras mantiene olvidados a los pueblos.

Militantes del PT señalan que lejos de fortalecer la estructura partidista, Garay ha abandonado a la base social que confió en él, lo que debilita la credibilidad del partido y genera un vacío de liderazgo que otros aprovechan.

“Es un diputado que no se ve, no se escucha y no trabaja”, afirman líderes comunitarios, quienes lamentan que mientras otros legisladores buscan recursos y gestiones para sus distritos, Silvano Garay se limita a excusas y a la comodidad del cargo.

La crítica más fuerte recae en que el legislador del PT ha demostrado ser incapaz de acercarse a la gente, pues se mantiene ausente en recorridos de territorio y evita el contacto directo con la ciudadanía.

Para la militancia y para los ciudadanos, Garay representa una burla y una decepción, pues con su pasividad y falta de compromiso confirma que es un político más preocupado por el beneficio personal que por servir al pueblo.