• Santiago Hernández
Tiempos De Cambio

El II Informe de Gobierno de la gobernadora del Estado de México (Edomex), Delfina Gómez Álvarez, fue la oportunidad para exponer las capacidades de un tlaxcalteca que está en las conversaciones de la política local. En efecto, se trata de Óscar Flores Jiménez, el Secretario de Finanzas de la entidad con la segunda economía del país y la población urbana más grande de México. 

El balance que ofreció en reciente entrevista televisiva mostró que el Edomex ha logrado consolidar avances financieros que merecen atención y, por supuesto, es materia de análisis el desempeño de Óscar Flores, cuya gestión es ejemplo de disciplina presupuestaria, de una recaudación histórica y de un manejo responsable de la deuda pública.

Evidentemente los principios de la Cuarta Transformación están presentes en el actuar del responsable de haber convertido en hechos los discursos de austeridad y de eficiencia presupuestal.

En el segundo año de gestión de la maestra Delfina Gómez, se alcanzó una recaudación adicional de 64 mil millones de pesos, que representa un incremento del 30.5% respecto al primer año. Y llama la atención porque esto se consiguió sin necesidad de crear nuevos impuestos ni recurrir al endeudamiento. 

De hecho, la deuda pública ha sido contenida, ya que se han reducido intereses y se han generado ahorros por 400 millones de pesos. La proyección es tal que, para el final del sexenio, la administración espera liberar cerca de 3 mil millones que podrán redirigirse a proyectos sociales e infraestructura.

Los conocedores en políticas públicas pueden ver un modelo financiero funcional, basado en la contención del gasto, la eliminación de excesos, la coordinación con municipios y, sobre todo, la ejecución del presupuesto con criterio social, todo lo cual se aprecia claramente en las economías generadas, que superan los 8 mil 600 millones de pesos, que se han destinado a sectores sensibles como salud y educación, así como a rubros de alto impacto social.

Por supuesto, los buenos números son resultado de una estrategia con visión y contundencia, y naturalmente la figura de Óscar Flores crece en paralelo a estos resultados.
 
En Tlaxcala, donde la contienda por la gubernatura se cocina a fuego lento, su perfil técnico, alejado del protagonismo político tradicional, se posiciona en las conversaciones, en las que empieza a ser percibido como un operador eficaz en una de las entidades más complejas del país. 

Y que en el gabinete mexiquense destaque un tlaxcalteca, por su capacidad para traducir la austeridad en políticas efectivas, y no en recortes ciegos, anima a muchos a imaginarlo como la respuesta a necesidades apremiantes en su entidad natal.

Todos lo sabemos: Tlaxcala enfrenta desafíos financieros y sociales que requieren experiencia más que discursos, y en un ambiente político donde los perfiles preparados y experimentados comienzan a ganar terreno frente a las figuras tradicionales, la trayectoria de Flores Jiménez es la mejor carta de representación para colocarlo, valga la redundancia, en una carta fuerte en la mesa de las definiciones.

Por lo pronto, los resultados del secretario de Finanzas del Edomex están ahí. Y en política, pocas cosas pesan más que eso.