• Horacio González
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La estrategia no es nueva. No por ello, sin embargo, algunas y algunos de los actuales aspirantes a la gubernatura dentro del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), han vuelto a revivir esa práctica para buscar posicionarse. ¿Cuál es el método? La utilización de encuestas pagadas.

Utilizan no sólo las casas encuestadoras, que con el fin de ganar dinero realizan encuestas a modo, con resultados favorables para quien las paga. ¿Cuántas empresas han salido desprestigiadas porque sus resultados no coincidieron con la realidad? Varias se encuentran en la lista, pero no por ello dejan de realizar el trabajo sucio.

El problema es que en esa práctica del engaño y del autoengaño, utilizan o buscan utilizar a los medios de comunicación. Y aunque no todos aceptan publicar encuestas con resultados simulados, no deja de haber quienes se aventuran. El peligro, sin embargo, es claro para ellos: perder la confianza de la lectora y del lector, algo muy preciado en estos días.

Falta poco para que Morena anuncie la realización de encuestas para definir sus candidaturas en las 17 entidades federativas donde habrá elección de gobernadora o de gobernador. Si los tiempos son correctos y no hay cambio en la estrategia de ese instituto político en su definición, será en cinco meses cuando éstas se lleven a cabo.

Tal vez sabiendo esos tiempos es que ahora quienes aspiran a la gubernatura de Tlaxcala buscan recurrir al engaño. Lo hacen con el antecedente de que durante el tiempo que han desempeñado sus respectivos cargos no han podido subir lo que hubieran deseado. Claramente son los casos del presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, y de la secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora.

De una manera o de otra, intentan engañar informando una subida de puntos irreal dentro de las simpatías del electorado. Se observa claramente la idea que intentan posicionar: que se acercan o que ya están cerca de quien hoy en día ocupa el primer lugar en las encuestas, que es la calpulalpense Ana Lilia Rivera Rivera. El problema que tienen es que los resultados de esas encuestas no tienen credibilidad.

Quienes saben del tema y conocen resultados de estudios demoscópicos serios, saben perfectamente que la distancia entre la Senadora de la República y el aspirante que ocupa el segundo lugar es de al menos 20 puntos porcentuales. Esa distancia, a estas alturas y faltando cinco meses para la encuesta final en Morena, es francamente irreversible.

Por eso mismo dentro de los equipos contrarios hay no solo preocupación, sino desesperación, la cual se ha trasladado a sus estructuras de trabajo. Es el caso del alcalde capitalino, quien teniendo el respaldo o la autorización de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, conforma una estructura paralela que pretende poner en marcha en las elecciones de 2027.

¿Con qué partido? No se sabe aún, pero lo cierto es que dentro de los corrillos políticos se habla de la posibilidad de postulación en el Verde Ecologista o en el mismo Revolucionario Institucional. Si en verdad ese trabajo tiene el aval de la titular del Ejecutivo, claramente hay una traición a Morena y al Movimiento.

Así trabajan hoy en día algunos aspirantes. Son como caballos de Troya al servicio de intereses personalísimos que solo buscan extender sus beneficios el mayor tiempo posible.