Hoy me siento muy orgulloso y satisfecho. En las charlas que he dado sobre Humanismo Mexicano siempre regreso a una pregunta que nos acompaña desde que el mundo es mundo ¿la humanidad es en esencia bondadosa o malvada? Estoy seguro que nuestra esencia es la bondad y debemos recuperarla.
Evoco nuestras raíces milenarias, esa civilización negada que no renunció jamás a la comunidad ni al esfuerzo compartido. Y también a aquella enseñanza profunda de un hombre que, en sus últimas palabras, tuvo la fortaleza de decir “perdónalos porque no saben lo que hacen”, ahí siempre hago la aclaración que lo cito como hombre por respeto al Estado Laico. He venido planteando que la bondad radica como acto político, porque a partir de esa idea se diseñan políticas públicas.
Sin embargo, aunque sabemos que la bondad ganará esta batalla humanista, seguimos desconfiando incluso de quienes viven a nuestro lado. Por eso levantamos bardas más altas, luego les ponemos malla y después alambre de púas. Nos protegemos del otro cuando lo que necesitamos es volver a reconocernos como parte de un mismo pueblo.
Hace años el presidente Andrés Manuel López Obrador nos convocó a impulsar una revolución de conciencias y le puso nombre a lo que muchos ya vivíamos en carne propia Humanismo Mexicano. Mientras esperábamos la publicación de su libro insistí en que más que leerlo tendríamos que empezar a vivirlo desde entonces, nosotros en la SEPE-USET, y gracias a la colaboración de varias académicos algunos de ellos colaboraron con el presidente; a la edición de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, a El Colegio de Tlaxcala, y a Newton, ediciones y tecnología educativa, publicamos el libro “Perspectivas del Humanismo Mexicano desde Tlaxcala”, que ya tiene el ex presidente Andrés Manuel en sus manos y sin modestia, pero con humildad permítanme presumir que recibí una felicitación a través de un audio que guardo con profundo cariño.
Ayer domingo 30 de noviembre el presidente presentó su libro “Grandeza” y después de escucharlo me siento muy contento porque muchos de los argumentos que expone son también los que compartimos millones de mexicanas y mexicanos que creemos en este proyecto de transformación. AMLO recordó que el Humanismo Mexicano se sostiene sobre dos pilares la grandeza cultural de México y la fecunda historia política de nuestro país. Por eso este libro se llama Grandeza y anunció que el siguiente lo dedicará a esa historia que tanto nos ha costado escribir y que quizá se llamará Gloria.
Grandeza es un recordatorio poderoso somos un pueblo con raíces profundas, con dignidad, con memoria. Somos herederos de una cultura que puso en el centro la comunidad y el bienestar colectivo antes que el privilegio. Por eso la frase “por el bien de todos primero los pobres” no solo es una consigna es una forma de organización moral y política.
Desde mi posición como servidor público lo digo con claridad y con hechos he impulsado la mejora de los salarios de compañeras y compañeros que durante años han trabajado por una modalidad llamada “Convenio”, en la que sólo se les pagaba $1,500.00 mensuales y otra parte similar pagan padres y madres o gobiernos municipales, nosotros aumentamos a $5,000.00 y buscamos corresponsabilidad de los municipios; a los compañeros de contrato por “honorarios” también les mejoramos sus ingresos; así como a los docentes que recibían una “gratificación” modesta en las extensiones de bachilleratos. Hoy esos planteles ya forman parte de los Centros de Estudio de Bachillerato Estatal, los CEBES, ya son 22 y las y los trabajadores reciben su salario con regularidad y cada vez deberá ser más digno. Mejorar las Condiciones Materiales de las y los trabajadores, la felicidad y la prosperidad compartida es la esencia del Humanismo Mexicano.
Veo con mucha esperanza que la etapa de caciques políticos y de poder tras el trono se terminó. Hoy la presidenta Claudia Sheinbaum está en pleno ejercicio del poder político del país y eso debe celebrarse. La transformación no es obra de una sola persona, sino de un pueblo entero que tomó la decisión de caminar hacia la justicia social.
El mensaje del presidente nos recuerda quiénes somos y hacia dónde debemos dirigirnos. Nos recuerda que México tiene una grandeza construida durante siglos y que la historia que ahora escribimos debe ser una historia de igualdad, de respeto y de fraternidad. Esa es la apuesta profunda del Humanismo Mexicano. Ese es el espíritu que nos convoca.
Hoy más que nunca vale la pena mirar el horizonte con esperanza. Bajar las bardas, desmontar la malla, guardar el alambre de púas y volver a creer en la comunidad. La bondad sigue viva y la esperanza en que el Humanismo Mexicano triunfe en México y en Tlaxcala, también.
¡¡Larga Vida a Andrés Manuel López Obrador!!
Con afecto y esperanza
Homero Meneses Hernández
1/12/25

