- Gobierno
Tlaxcala también es último lugar nacional en desempeño de la administración de justicia.
- El “contagio” de Cuéllar llega hasta los alcaldes.
Ni las nuevas instalaciones, ni los nuevos jueces, ni nada han servido para que los habitantes de Tlaxcala perciban la justicia local como un faro de esperanza, sino como el peor poder judicial de México. El recién publicado Ranking GOBERNARTE de Aprobación y Conocimiento de los Presidentes de Tribunales Superiores de Justicia (TSJ) coloca a la magistrada Fanny Margarita Amador Montes, presidenta del TSJ local, en el ignominioso puesto 32 de 32 entidades federativas.
Con apenas un 12.9% de aprobación neta y un ridículo 30% de conocimiento ciudadano, su gestión no solo es un desastre, sino una parte más del frágil espejo de desaprobación ciudadana de toda la administración pública, empezando por la gobernadora, Lorena Cuéllar Cisneros, cuya influencia tóxica parece "contagiar" cada rincón del estado con mediocridad e ineficacia.
El estudio de la consultora GobernArte S.C., basado en 28,320 entrevistas realizadas entre el 28 de septiembre y el 2 de octubre, con un margen de error del 2.5% y representatividad garantizada por muestreo aleatorio estratificado, no deja lugar a dudas.
Mientras Rafael Guerra Álvarez, de la Ciudad de México, lidera con muy altos niveles de aprobación y 68% de visibilidad, gracias a su apuesta por la modernización y el diálogo durante los paros judiciales de 2025, Amador Montes, de Tlaxcala, se hunde en el sótano. Su bajo conocimiento (30%) indica no solo invisibilidad, sino un divorcio total con la ciudadanía.
Esta debacle es el síntoma de un cáncer sistémico que arrastra al estado al fondo nacional. Tlaxcala, con su promedio de aprobación judicial por debajo del 13%, se convierte en el hazmerreír de entidades como Coahuila (36.6%) o Guanajuato (36.2%), donde los TSJ al menos fingen eficiencia y accesibilidad. Aquí, en cambio, persisten los retos crónicos: rezago tecnológico, parálisis por reformas mal implementadas y una independencia judicial que huele a sumisión.
Fuentes internas del Poder Judicial tlaxcalteca, consultadas bajo anonimato, denuncian un ambiente de "ataduras políticas" que impide cualquier avance real. "La presidenta llega con buenas intenciones, pero las manos están atadas desde Palacio de Gobierno", confiesa uno de ellos, aludiendo a la injerencia ejecutiva que transforma el TSJ en un apéndice del Ejecutivo.
Y aquí entra el elefante en la habitación: Lorena Cuéllar Cisneros, la gobernadora que, como un virus contagioso, parece exportar su propio fracaso al ámbito judicial. Si Amador Montes es el último lugar en el ranking de TSJ, Cuéllar no anda lejos en su propio desfile de desaciertos. Recordemos que Arias Consultores en octubre la hunden al top 5 de los peores gobernadores con un patético 8.0% de aprobación general. Demoscopia Digital la ubica en el puesto 27 de 32 con solo 43.7%, reflejando un colapso en percepción de empleo, salud y seguridad.
No parecen simples coincidencias las desaprobaciones a los gobernantes de Tlaxcala, cuando recientemente Mitofsky ubica en su ranking nacional de desempeño de los alcaldes de los 150 municipios más importantes, a Chiautempan en el último lugar y a Apizaco y Tlaxcala entre los 11 peores.
Todo el desempeño de la administración pública de Tlaxcala parece un nido de mediocridad: una presidenta judicial que no prioriza resultados sobre discursos y una gobernadora que "contagia" su ineficacia hasta a los alcaldes. El promedio nacional de aprobación judicial es un raquítico 26.4%, pero Tlaxcala lo rebaja a la miseria absoluta.
Consulta el Ranking completo de desempeño de los TSJ de México:


