• Marco Antonio Muñoz Sánchez
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Hace unos días Tlaxcala amaneció siendo noticia nacional y, a la postre internacional.  Sin embargo, la razón por la que se habló de nuestra entidad fue lamentablemente, y como ya se está volviendo costumbre, por malas prácticas pues de las buenas ni por error somos mencionados.  ¡Hay mi Tlaxcala! ¿Será que necesitamos una limpia? Lo que nos faltaba, el director de la Policía Estatal Acreditable, José Jorge López Pérez resultó ser un “presunto” vil y despreciable secuestrador.  Tan soez fue la noticia que incluso fue publicada en el “Wall Street Journal”, un diario destacado en los Estados Unidos de Norteamericana.  Que se hable de nuestro pueblito en el país más poderoso del planeta tiene que ver con la relevancia de la noticia, ¿por qué trascendió las fronteras? Veamos.

Resulta que en la administración de Felipe Calderón se crearon los Centros de Evaluación y Control de Confianza encargados de aplicar las evaluaciones relativas a los procesos de selección de aspirantes y de permanencia, desarrollo y promoción de los integrantes de las Instituciones de seguridad pública federales, estatales o municipales.  A su vez, el Centro Nacional de Certificación y Acreditación (CNCA) es el encargado de asegurarse que los exámenes sean aplicados cada dos años en forma apropiada por su equivalente en las entidades federativas: los Centros Estatales de Control y Evaluación de Confianza los cuales remiten sus resultados a dicho Centro. Las evaluaciones comúnmente llamadas “de control de confianza” comprenden los exámenes médico, toxicológico, psicológico, poligráfico y socioeconómico. Si se determina que un agente no es “apto” en cualquiera de sus exámenes, los evaluadores entregan el resultado a la Contraloría Interna de su agencia policiaca la cual determina si conserva al agente en la corporación o lo despide. La información de los agentes despedidos es confidencial y a los policías, ministerios públicos o peritos que reprueban generalmente no se le dice en qué fallaron; más aún, la apelación al resultado generalmente es improcedente. Las razones para reprobar los exámenes van desde la determinación de riqueza injustificable, problemas de alcohol o drogas hasta indicios de vínculos con el crimen organizado.

Pareciera que el citado sistema de evaluación y control es óptimo, sin embargo, diversos analistas en seguridad pública lo consideran deficiente toda vez que particularmente en el nivel estatal, los centros de control de confianza carecen de personal capacitado para cumplir con las tareas requeridas. Tal es el caso del examen socioeconómico aplicado a los integrantes de las instituciones policiales                       -cualquiera que sea su jerarquía-, el cual examina si el estilo de vida del agente policiaco concuerda con su ingreso percibido como policía dado que la mayoría de los centros estatales no cuentan con peritos en contabilidad o finanzas para realizar el análisis respectivo; en consecuencia, éste no se realiza con la profundidad requerida. Además, dichos exámenes se han ganado la fama de ser la oportunidad idónea para deshacerse de aquellos elementos “indeseables” por parte de sus superiores jerárquicos.

Qué tan podrido estará el asunto que según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública –brazo ejecutor del Consejo Nacional de Seguridad Pública-, para noviembre de 2013 aproximadamente 22% (88,062) de todos los agentes examinados (399,496) en los niveles federal, estatal y municipal reprobaron el examen de acreditación. Sin embargo, aunque no reportó cuantos de los elementos reprobados permanecieron en las instituciones de seguridad pública, sí reconoció que el 80% de quienes lo reprobaron aún estaban trabajando.

De lo anterior se desprende que la mayoría de estos agentes no acreditados permanece en los cuerpos de seguridad pública, aunque hayan sido reasignados de área o comisionados a diferentes lugares, lo cual me permite concluir que estamos rodeados de integrantes de las instituciones de seguridad pública “no confiables”… ¿o me equivoco?

Pero vayamos a lo que nos interesa: para el caso relacionado con el ex director de la Policía Estatal Acreditable, valdría la pena preguntarse lo siguiente:       si la máxima autoridad responsable de la certificación de los policías estatales -o sea el responsable de velar porque sus integrantes sean elementos honrados, sin vicios, ni perturbaciones mentales o vínculos con el crimen organizado-, resultó ser un sórdido secuestrador… ¿qué podemos esperar de sus subalternos? Haciendo una analogía podríamos decir que es como vivir con un padre alcohólico y esperar que los hijos sean abstemios.  Pero vayamos más lejos. A mi juicio este sujeto estaba solapado, protegido, apadrinado por más de un servidor público….porque ¿usted cree que su jefe el “May Zaragoza” no sabía lo que su subalterno estaba haciendo? ¿Qué me dice del Director del Centro de Control y Evaluación de Confianza del estado de Tlaxcala o de su jefa la Secretaria Ejecutiva del Sistema Estatal de Seguridad Pública? ¿Por qué guardó silencio el Director Nacional de Control y Confianza a quien se le remiten todos los resultados obtenidos en nuestra entidad federativa? ¿Acaso estos personajes que tuvieron a la mano los resultados de los exámenes de control de confianza del ex Director José Jorge López Pérez no se dieron cuenta del enriquecimiento injustificable de esta blanca palomita? ¡Ver para creer! bien lo decía mi maestro de secundaria quien al preguntarle: ¿maestro, qué es la corrupción?, me respondió: “la corrupción en México, mi querido alumno…somos todos”.

Mtro. Marco Antonio Muñoz Sánchez