Estramos en temporada de ferias, hasta hace tres sexenios las ferias de los municipios más importantes tuvieron todo el apoyo de los gobernantes y en especial de la desaparecida Secretaría de Turismo del Estado (Secture).
Sin duda la promoción que año con año se realizaba, es la que ahora atrae a los visitantes, quienes a fuerza de promoción, se acostumbraron a venir a Tlaxcala para gozar de sus ferias, tradiciones y costumbres.
Ahora una vez fusionada la dependencia y convertida en otra cosa, de vez en cuando se reciben noticias de promoción, y sobre todo de los resultados, pero la realidad es que el tema turístico ha sido dejado de lado, quien sabe por qué.
Está más que probado que entidades aledañas como Hidalgo, Morelos, Veracruz o el Estado de México tienen una propuesta constante de sus atractivos naturales, Tlaxcala tiene de sobra de todo, pero no se aprovecha y eso es de lamentarse.
El perredista Alfonso Sánchez Anaya hizo su mejor esfuerzo para atraer recursos vía el turismo a Tlaxcala, incluso se recuerda que organizó importantes concursos de belleza, donde Tlaxcala salió ganando.
El priista Héctor Ortiz no descuidó la promoción de las más importantes ferias de Tlaxcala, como es el caso de la de Chiautempan, Huamantla y Tlaxcala, solo por citar algunas.
Se recuerda que incluso ya se había desarrollado una estrategia para la elaboración de posters, en apoyo hasta de la feria más pequeña, lo que daba como resultado una amplio abanico de diversión para las familias.
Como olvidar esos espectaculares de la Feria del Sarape, donde el objeto principal era atraer al turismo para que conociera nuestra ahora casi desaparecida artesanía y producción textil.
La de Huamantla desde sus inicios siempre ha brillado con luz propia, con su “Noche que Nadie Duerme”, su carrera de carcachas, la de los burros, su desfile y sobre todo sus fiestas religiosas y sus tradiciones.
Pero eso parece ser cosa del pasado, ahora ferias tan impresionantes por su originalidad como las de Altzayanca que promociona al maguey, lo mismo que la de Tlaxco o Nanacamilpa casi pasan desapercibidas.
Por más entusiasmo que le pongan las autoridades y los organizadores, no se hacen merecedores siquiera a una digamos honrosa inauguración, casi siempre es mandan a funcionarios segundones en representación del gobernador.
Sin embargo donde hay reflectores, la cosa cambia ya lo vimos en Chiautempan, que en realidad ha venido a menos, pese a que ya cuenta con instalaciones apropiadas.
Ese es otro asunto, mover las ferias de sus lugares tradicionales, aleja a los visitantes incluso los habitantes de los municipios, se alejan de recorrer las vendimias.
Pero la cereza en el pastel o la joya de la corona es la Feria de Tlaxcala, hasta el sexenio de Álvarez Lima la feria era prácticamente ya una marca de consumo, sus eventos de renombre nacional e internacional llamaban la atención.
Se procuraba y hasta los sexenios del PRD y del PAN, que siguiera en la intención de ser un escaparate a nivel nacional e internacional de la riqueza cultural y artesanal de Tlaxcala.
Es de reconocer que esta fama fue aprovechada por grupos de familias beneficiadas y funcionarios rapaces, quienes lucraron hasta que se acabaron los sexenios con la feria.
Lugares privilegiados para los cuates del gobernador en turno, el abuso en el reparto de lugares y el cobro indiscriminado y abusos contra los expositores se pensaba que serían erradicados.
Pero no.
Vino el ex candidato a la mano a la nueva feria y se amoló la cosa, lejos de cambiar, las cosas empeoraron, es la hora en que no se rinden cuentas, el OFS ha olvidado las auditorías.
Se anunció que habrá otra administración, se han levantado cortinas de humo, la fecha se acerca, no hay cuentas claras, no hay transparencia, hay muchas dudas de que si todo seguirá igual.
No será la de malas que por esta causa la quieran desaparecer, para convertirla en otra cosa, como por ejemplo un escaparate para la fayuca china o la de otros estados, bueno esas son meras especulaciones.
Lo cierto es que tenemos enfrente a nuestras ferias, que forman parte del corazón de los tlaxcaltecas, un total abandono, al menos en materia de promoción, ya nada es como antes… LÁSTIMA.

