• Pedro Morales
Un estallido social a la vuelta de la esquina en Papalotla

En Papalotla ya despertó el Tlaxcala bronco, desde tiempos inmemoriales, la gente de este municipio ha mostrado históricamente que es tolerante, pero ya han rebasado su límite.

El gobierno de Mariano González Zarur tiene un problema exactamente del tamaño que se lo buscó en Papalotla, su gente defiende a sus hijos con todo, no les importa el sacrificio, con tal de hacer justicia a su manera.

Tal pareciera que se ignora la historia de cuando una lucha obrero-sindical, se convirtió en manzana de la discordia, corrió la sangre hubo muertos en Acumuladores del Centro, la Froc, Croc, la CTM, los partidos políticos de izquierda.

El agua llegó al río, ahora la formación de la autodenominada policía comunitaria, es solo la punta del iceberg, pero de entrada es la respuesta a una mala política social y una pésima actuación de las autoridades.

El edil, la secretaria de transportes el secretario de gobierno, los policías, los granaderos, el abuso de autoridad, los diputados, el hartazgo pero con mucho más fuerza el hambre, la pobreza y la necesidad son los motores de este estallido social.

Gobernación torpemente dice que en Papalotla no se ha conformado un grupo de policía comunitaria, que solo se organizaron para defender un asunto particular, relacionado con la operación de mototaxis.

Que su inconformidad no está fundada, pues solicitan hacer uso de las vías estatales y federales sin contar con la autorización, concesión o el permiso que otorga la autoridad competente.

Que este grupo está en contra de los operativos que lleva a cabo la secretaría de comunicaciones y transportes del estado, para detectar unidades al margen de la legalidad.

Ahora si el gobierno quiere el diálogo, pero con el garrote de los granaderos por delante, se insiste que los mototaxis están fuera de la ley, pero esta no se aplica parejo.

Ahí está el servicio irregular de Apizaco a Tlaxcala, son cientos de unidades las que han burlado por años las leyes estatales y federales, se les tolera, se les solapa y a los humildes mototaxistas les quitan la oportunidad de trabajar.

La “policía comunitaria y ciudadana” en Papalotla, esta conformada por 30 vecinos, cansados de la incapacidad de los cuerpos policiacos estatales y municipales para contener los índices delictivos.

Como en San Salvador Atenco o en Michoacán, en Papalotla los hombres encapuchados están armados con palos, tubos y machetes.

Dicen ser un grupo civil de auto vigilancia, para defender a la gente de los robos y asaltos a transeúntes, casas habitación, comercios y el robo de automóviles, no descartaron eventualmente el uso de armas de fuego de ser necesario.

Advirtieron que no van a permitir un abuso más de la Secte y menos de la policía estatal, de los inspectores porque ya mucho los han ofendido, ya les quitaron 70 unidades.

Estos mototaxis se oxidan y quedan inservibles al paso del tiempo, los han confinado en un corralón ubicado a un costado de la carretera Apizaco-Coaxomulco, a la altura del puente del libramiento de la ciudad rielera.

Ahí están, formados, polvosos, en franco deterioro, mientras sus propietarios no tienen forma de trabajar y mucho menos han sido incluidos en el programa de la lucha contra el hambre,

Los focos rojos que no quieren ver los gobernantes se ubican en la invasión de tierras en San Pablo del Monte, en Panotla y pueblos afectados con la construcción de un gasoducto.

El enfrentamiento entre pobladores inconformes y empleados de la empresa Clorobencenos, en el Carmen Tequexquitla, pero de ahí en fuera, en Tlaxcala no pasa nada, se vive a todo dar, no hay problemas y la gente le aplaude a sus políticos.

Mientras en Tlaxcala siga la intransigencia, la intolerancia, la búsqueda de culpables, la burla, el saqueo y las mentiras, la situación se va a poner muy grave, en tanto siguen remendando el tejido social con el hilo de la mentira y el engaño… AHÍ LA LLEVAN.