• Tlaxcala
Para evitar que el INAH interfiera con su tradición, pobladores de Ocotlán guardan piezas de plata de más de 200 años en sus casas.

Porque para ellos el INAH no protege el patrimonio histórico y por el contrario lo descuida, vecinos de la comunidad de Ocotlán, Tlaxcala, resguardan celosamente piezas de plata que completan la indumentaria de la virgen que veneran dentro del santuario de esta localidad, construido entre los siglos 17 y 18.

Se trata de 80 tubos de plata que tienen casi 100 años de antigüedad y que sirven de cubierta de 10 varas que usan para sostener un palio que protege a la virgen cada que sale en procesión en el mes de mayo.

"Es como un tesoro que ya pensamos registrar, tal vez ante un notario porque es un riesgo tenerla así nada más", apuntó Alberto Varela Tinoco, presidente de la Sociedad del Palio en la Basílica de Ocotlán.

Mañana lunes, la imagen de la Virgen de Ocotlán saldrá en procesión por la capital tlaxcalteca para visitar hospitales, escuelas, mercados y oficinas de gobierno, a fin de orar por los enfermos, comerciantes y gobernantes.

Para proteger la escultura religiosa, integrantes de la Sociedad del Palio portan sobre ella un toldo sostenido por 10 varas de 4 metros de largo forradas de plata.

Dos semanas antes de la procesión conocida como la bajada de la virgen, vecinos se organizan para lavar y pulir los tubos de plata que pesan 500 gramos cada uno.

Varela Tinoco explicó que las piezas las adquirieron sus ancestros y al paso de los años las heredaron a hijos y nietos, con el acuerdo de no ponerlas como propiedad de la iglesia y menos al resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

"Es un problema muy grande con esas personas del INAH y preferimos resguardarlo nosotros, porque al entrar el INAH no nos convendría, se acabaría la historia", señaló.

"Porque INAH viene según a inspeccionar, pero ni hacen las cosas ni nos dejan hacerlas, además si ellos hacen alguna obra ven a personas que inflan los costos", agregó.

Los 80 tubos de plata los mantienen ocultos en domicilios particulares que van rotando para evitar un robo.

El año pasado, por ejemplo, los resguardaron en la casa de un vecino de la Colonia Miraflores donde hacían rondines todos los días debido a que ahí es frecuente el robo a casa habitación.

"Miraflores es una zona muy conflictiva para la sociedad, hay mucho raterillo, estábamos con el pendiente así que visitábamos la casa dos veces por semana", comentó.

Aseveró que como católicos valoran más la antigüedad de la plata de la virgen que su valor monetario y por ello prefieren resguardar las piezas antes que entregarlas al INAH.

"Con el INAH hasta pueden mandar hacer otras piezas más sencillas y ya no sería el mismo valor", asentó.    

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