• Tlaxcala
  • Martín Rodríguez Hernández
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Fátima Paola Vargas es una adolescente tlaxcalteca con una historia distinta a la mayoría de las quinceañeras,  ella optó por dejar en segundo plano su tradicional vals a cambio de una ilusión superior, visitar la NASA; tras ahorrar durante dos años finalmente lo consiguió en el año 2015.

La lista de mexicanos o descendientes de connacionales en la NASA es limitada: casos como Rodolfo Neri Vela, José Hernández y Ellen Ochoa son los más representativos, por eso resulta aún más llamativa la historia de la niña de origen huamanteco que sin hablar inglés y sin los recursos económicos suficientes llevó la representación de su patria chica hasta el Centro Espacial Johnson, ubicado en Houston Texas.

La  oriunda de la comunidad de Cuauhtémoc perteneciente a Huamantla – y una de las más marginadas del oriente de la entidad- rememora que en su estadía por los Estados Unidos de Norteamérica convivió lo mismo con los descendientes de un Sultán de la India, que con el nieto de un tripulante del Apolo, pese a ello jamás se sintió ajena a ese grupo.

Ella, junto a tres compañeros más, tuvo la tarea de desarrollar un plan nutricional con dos características imprescindibles, la primera de ellas, su plan debía ceñirse a las especificaciones para nutrir adecuadamente a los astronautas y la segunda, que esta dieta fuera integrada con los alimentos que su equipo tenia a la mano.

Con su imaginación como ingrediente principal Fátima no dudó en trasladar hasta esa base uno de los alimentos más representativos de su país, así germinó el “Taco Espacial”, un alimento compuesto por tortilla de harina, frijoles, atún y arándanos.

Mientras transcurrían los días Fátima fue demostrando que su lengua materna no era limitante para desplegar toda su capacidad, tanto fue el éxito de su invento que al concluir su travesía por aquella estación –y sin pretenderlo- ella y tres tlaxcaltecas más  recibieron un reconocimiento por su destacado papel y por su invaluable aportación a ese taller convocado por la NASA.

Hoy Fátima cursa el bachillerato en el Cobat 02 de Huamantla y asegura que no guarda resentimiento hacia quienes se burlaron de ella las veces que acudió a solicitar apoyo, pero sostiene que desde el gobierno municipal, el estatal y hasta las instancias federales el viacrucis que ella vivió lo replican diariamente miles de mexicanos talentosos.

A su corta edad Fátima no cree en los políticos, es más, le desagradan los discursos, por eso ahora es ella quien se mofa del inquilino de los pinos y de su campaña que pretende enaltecer a su administración a través de logros ajenos, de historias como la suya que son reconocidas por las autoridades solo para sacarse la foto o legitimar al gobierno en turno.