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La ciudad rielera de Apizaco, Tlaxcala, ocupó el nada honroso último lugar en el “Ranking de las estrategias en materia de gobierno abierto en los municipios de México”, con una calificación de cero puntos de 100 posibles de la medición que realizó la Academia Interamericana de Derechos Humanos (AIDH) en 204 municipios y delegaciones del país.
Apizaco, y la capital Tlaxcala, fueron los únicos dos municipios de la entidad incluidos en el análisis presentado en agosto de este año, obteniendo las siguientes calificaciones: Cero puntos, ocupando el último lugar de la tabla; y 16 puntos, con en el lugar 141, respectivamente.
Junto con la ciudad rielera, los municipios de Tantoyuca, Veracruz; Hidalgo del Parral, Chihuahua; y Fresnillo, Zacatecas, son los peor evaluados en materia de gobierno abierto con cero puntos de calificación.
Para medir la calidad de las estrategias de gobierno abierto, la AIDH llevó a cabo un análisis estructurado del contenido de los portales de internet de cada uno de los 204 municipios y delegaciones entre el 2 y el 20 de mayo de 2016.
Los aspectos a evaluar fueron los instrumentos que propician la cultura de gobierno abierto, información clara y legible, existencia de información útil para que los ciudadanos tomen decisiones, que haya mecanismos que promuevan la participación ciudadana
o los enfoques colaborativos en el uso y generación de la información, además que exista un uso intensivo de las tecnologías de información,
para facilitar el flujo de la misma.
Sin embargo, el municipio de Apizaco presidido por Jorge Luis Vázquez Rodríguez no cumplió con ninguno de esos aspectos, situación que refleja que no existen estrategias de gobierno abierto completas, con problemas profundos en su estrategia de comunicación e interacción con la ciudadanía, teniendo en cuenta que un elemento común en todos los indicadores es la construcción de puentes de comunicación entre ciudadanos y servidores públicos. Por ende, “notas muy bajas significan que los gobiernos no han hecho esfuerzos reales por construir esos instrumentos de comunicación, por lo que continúan con un esquema de interacción bastante vertical, en donde la ciudadanía no es tomada en cuenta”, concluye el análisis.