El origen de la conducta humana deviene de varios factores, primero, de lo que le ha sido transmitido al ser humano a través de sus genes, de generación en generación y en otro plano, de lo que una vez que la persona se va integrando a una situación social, va aprendiendo de sus cuidadores, educadores y su entorno social.
Es probable que nuestra cultura del miedo fue instalada, desde los tiempos de la conquista, cuando nuestros antepasados se vieron en la necesidad de repeler, en un principio, la invasión de una cultura diferente y después, padecer los estragos que significó la consumación de la conquista, con una esclavitud descarnada y brutal, puesto que el enemigo resultó ser superior en artilugios, dominación física, mental y emocional.
He ahí, alguna de las causas del origen de nuestra actitud sumisa, pero también por desgracia, esta última actitud acompañada de otra tendiente a quedar bien con el poderoso, creando intriga en contra, incluso de nuestros coterráneos o hermanos de sangre, por la urgente necesidad de supervivencia, que hacía necesarias todas estas prácticas de ocultamiento, intriga y también superchería, mezcla de la visión cosmogónica de los indígenas, con la religión católica que nos fue impuesta.
Por lo que, tres siglos de dominación, hicieron posible la transformación de nuestros genes de razas superiores, cultas, guerreras e indómitas, a genes de miedo y sumisión; conforme fue transcurriendo el tiempo y se fueron gestando los descontentos, no fueron los indígenas y mestizos quienes tomaron la iniciativa de la guerra de independencia de México.
Aunque en razón a la justicia tiene que ver que la educación es la clave para convertirse en un pueblo superior y demandante, así como el acceso a todo tipo de saberes y conocimientos, que sólo son permitidos a las clases dominantes, son los que permiten la verdadera emancipación de las culturas y en esa época independentista, eran los españoles criollos, nacidos en México, los que tuvieron acceso a todos estos elementos.
Así es, como toman la iniciativa-los criollos- y utilizan a la plebe, a la masa popular, para conducirnos hacia donde estaban sus intereses, claro aderezado todo, con el tema de la abolición de la esclavitud para darles a los oprimidos, la enjundia de salir a luchar por su libertad y por todo lo que se estaba jugando en esa época tan coyuntural, sin embargo, la verdadera independencia todavía hasta la época actual no se ha consolidado para el pueblo mexicano.
En la Reforma, los traidores a la patria que siempre han existido, guiados por intereses mezquinos, consideraron que éramos un país inculto y lerdo para gobernarse y tuvieron la grandiosa idea de traer e infiltrar a nuestro país, a extranjeros, tanto europeos como americanos, dando lugar a la usurpación de poderes que representaba el Presidente Benito Juárez, con los resultados ya conocidos.
La participación del pueblo mexicano, en la Revolución Mexicana también fue coyuntural pero se repitieron las mismas historias de intriga, descontento, desorganización, traiciones, etc. y aunque se consiguió echar del poder a un personaje que ya se había eternizado en el mismo, junto con su pléyade de vividores y sanguijuelas del sistema, el panorama no cambió tanto, como cuando el general Lázaro Cárdenas expropió la industria petrolera y parecía que el pueblo de México al fin había superado la maldición divisionista y empezaba a vislumbrar mejores horizontes.
Sin embargo, en el extranjero, ya se gestaban los planes que habrían de destrozar y saquear una vez más a nuestro país, aprovechando nuestro origen de pueblo maltratado, sometido e inculto, solo que ahora adormecido por instrumentos más modernos y poderosos, como son los medios masivos de comunicación, que han ejercido un control férreo y casi total sobre nuestra población.
Aunado a que la educación ha caído en el peor bache, al igual que la economía, al aplicar por malos gobiernos tecnócratas, durante los últimos treinta años, un modelo neoliberal, introducido por nuevos traidores a la patria, de una manera más sutil pero muy segura.
Y como cereza a nuestro pastel de tragedias, se ha desatado una guerra armada, que causa desconcierto, muerte y más miedo como todas las guerras, que son causadas por todo el mundo, por las grandes potencias, provocando un terrible caos, que justifique su intervención, que no es otra cosa que una intromisión y violación flagrante de nuestra soberanía nacional.
De ahí la importancia, de dar ahora sí la lucha definitiva, para recuperar nuestro país, que es tan rico en recursos, como en gente trabajadora, rescatemos nuestra estirpe de guerreros invencibles, pero ahora con las armas del valor y la justicia. ¡VAMOS TODOS Y CON TODO, POR UN MEXICO LIBRE PARA NUESTROS HIJOS!
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