• Ángelo Gutiérrez Hernández
La eventual construcción de un frente amplio que va a favor del progreso con defensa de la dignidad de la persona humana, como el que construyen a nivel federal, las dirigencias de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), prendieron las alarmas de alerta en Bucareli y en la Residencia Oficial de Los Pinos.

Pero también en aquellos que sintieron que esas elecciones serían por fin la oportunidad de concretar sus fines personales y aviesos  proyectos, en los cuales ni usted ni yo, amigo lector, tenemos cabida, como tampoco la tienes los millones de habitantes de nuestro México.

El anuncio y los trabajos emprendidos para explorar esa posibilidad de unir esfuerzos en la búsqueda de un proyecto común y un gobierno de coalición, han despertado el cólera en la cúpula priísta que hoy más que en ningún proceso electoral de sucesión presidencial, tiene más cerca el fracaso de su pretensión de mantener la titularidad del gobierno federal.

Sus abusos, excesos, robos, desaseos, malos gobiernos, tanto a nivel federal como en los estados, han puesto al PRI en el camino a una derrota muy adelantada. Todos los estudios demoscópicos serios, con cualquiera de los cruces o variables, ponen a ese partido en tercera posición en las preferencias electorales.

Por ello, ante el solo pensamiento y posibilidad de que dos de las más importantes fuerzas electorales del país puedan unirse en un frente amplio les genera escozor, porque perder los beneficios millonarios que tienen no es fácil; ya se los dijo un ex gobernador tlaxcalteca, como lo es Mariano González Zarur, la soledad y la derrota electoral es muy fría y dura.

Por ello, se entiende que el actual gobernador, Marco Antonio Mena  Rodríguez, sin tapujos y olvidando su propia historia, el pasado sábado, en una reunión de su partido el PRI, arremetiera, criticara y pusiera en duda la posibilidad de que fuerzas disímbolas se unan para lograr un bien común, como es sacar al país de las condiciones de saqueo, desigualdad e inseguridad en la que sus gobernantes lo tienen.

Él, en una amnesia inverosímil –eso los escribo con ironía, porque él y los suyos, usan siempre el pasado y presente de acuerdo con sus intereses mezquinos-, ahora critica la construcción de este frente amplio cuando en torno a su candidatura, construida desde el Estado, obligó las sumas de partidos tan disímbolos como PVEM-PANAL-PS, para, ellos sí, repartirse el pastel llamado gobierno sin un proyecto común. Ahí está la distribución de secretarías y dependencias, pero sin rumbo.

Pero  eso sí, envalentonado, el ex diputado local –quien pasó de puntitas por el Poder Legislativo cuando fue diputado local- se duele de la posible unión de varias fuerzas políticas que buscamos el bien de nuestra ciudadanía y generar un mejor presente con visión de futuro. No le apostamos a construir juntos la misma miseria, para crecer en la desigualdad.

En el PAN, sin perder nuestros ideales, vamos por la construcción de un proyecto de nación en el la desigualdad, la pobreza y la inseguridad, pasen a formar parte de ese negro y terrible pasado de lo que en su momento fue considerado por el premio nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, como la dictadura perfecta, esa que encabezó el PRI.