• Citlali Ortiz Cano
Una sexualidad sana, preludio para una buena salud fisica y mental

En lo que tiene que ver con un buen ejercicio de nuestra sexualidad, uno de los principales obstáculos para su desarrollo óptimo desde etapas tempranas, es el tabú que existe acerca de la misma; las prácticas erróneas y la percepción de la iglesia católica, es lo que ha abonado al oscurantismo que gira en torno a su práctica y no se diga de la pecaminosidad que también le es atribuida a una función por demás natural.

Desde antes de nacer el ser humano ya es un ente con sexualidad, dentro del útero ya es capaz de experimentar las primeras sensaciones que le acompañarán toda la vida, una vez que nace, la (el) pequeñ@ es todo sensibilidad y sensualidad en ciernes, a través de su piel-el órgano sensorial más grande que poseemos-empieza a percibir las primeras señales de placer que le da el medio, desde el simple roce de una tela hasta las cálidas caricias de su madre.

También, empieza a explorar lo que le puede producir placer, como el permanecer desnudo y tocar sus genitales, acción ´por demás censurada por los cuidadores adultos, imponiéndole de inmediato su coraza de ropa y alejando sus manecitas de dichas partes que le producen un gran placer al manipularlas, no sin antes un: “eso no se hace” en el mejor de los casos o un “deja, eso cochin@”, en el peor.

Así crecemos reprimidos, ocultos, en una función vital, como lo es el comer y el beber, con padres o cuidadores silenciosos en el tema de la sexualidad, que por deformación no lo tocan con los hijos, salvo muy ligeramente y eso si es absolutamente necesario, en cambio hay una gran desinformación en medios que no son los adecuados, para ejercer una educación en la sexualidad,  como lo pueden ser las pláticas entre pares o con adultos mal informados y hasta soeces.

De ahí, las experiencias sexuales inadecuadas, insatisfactorias y peligrosas, que no sólo no son placenteras como tiene que ser el ejercicio de una sexualidad informada y amorosa, sino que se convierten en precursoras de enfermedades físicas y mentales.

Es muy importante el conocimiento de nuestro cuerpo para un desarrollo sano de nuestra sexualidad, al igual que el de las funciones inherentes a la práctica de la misma,  de preferencia en etapas tempranas, así como, transmitirles confianza e información asertiva a nuestros hijos y alumnos; aunque indudablemente, nunca es tarde, para que a cualquier edad se inicie una orientación y por consiguiente una actividad sexual sana, que conlleve a una salud física y mental óptima.

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