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Tras argumentar que al finalizar su administración dejó 12 millones de pesos en varias cuentas bancarias, el exacalde de Tlaxcala, Pedro Pérez Lira, dijo no entender por qué esos recursos se encuentran desaparecidos y salió en defensa de las acusaciones que se han hecho en su contra sobre presuntos malos manejos.
En conferencia de prensa acompañado de algunos de sus más cercanos excolaboradores, el priista dijo que pese a los obstáculos continuará con su carrera política porque “no soy producto de la casualidad ni soy invento de nadie”; con ello, no descartó eventualmente buscar una candidatura a diputación federal por el PRI.
Al trata de justificar las diferentes irregularidades que se le atribuyen en el ayuntamiento capitalino, reconoció que dejó basificados a través del sindicato “7 de Mayo” a 10 empleados, entre ellos a su cuñada y su sobrino, pues “siempre han estado conmigo y (prácticamente) se lo ganaron”; además, justificó que si otros presidentes municipales lo han hecho, “por qué yo no”.
Y aunque ahora ambas personas ya fueron despedidas por el gobierno del panista Adolfo Escobar, pueden iniciar con una demanda laboral con las garantías que les da la Ley, añadió en su clásico tono despreocupado.
Sobre los recursos económicos dejados en bancos, explicó – y mostró algunos documentos – que había nueve millones etiquetados en cuentas de Banorte y Bancomer, más 2.9 millones del tercer ajuste trimestral de 2013 que eran para saldar cuentas con proveedores, prestadores de servicios y contratistas, que luego fueron sustraídos “el 2 de enero mediante cheques de caja”, por lo que exigió al edil capitalino dar cuenta de su destino.
También dio el dato de que los parquímetros instalados en las principales calles de Tlaxcala otorgaban al mes alrededor 500 mil pesos, 70 por ciento de los cuales eran para el ayuntamiento y 30 para la empresas concesionaria.
Pérez Lira aseguró que no se hizo millonario a costa del erario capitalino y que por no deber nada no se irá de Tlaxcala, aunque su futuro político dependerá de la calificación que de la gente de su administración.