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Sin prisa y sin represión debe analizarse esa Ley: LCC

"Los Senadores del Grupo Parlamentario del PRD expresamos enérgicamente nuestra inconformidad por la forma en cómo se quiere en estos momentos a través de un madruguete, aprobar en Comisiones y luego en el pleno del Congreso, la Ley General del Servicio Profesional Docente sin considerar la posibilidad de escuchar antes a los directamente involucrados en ella.

Se trata, simplemente, una vez más, de renovar las reglas del juego del poder, con una reforma con una clara orientación político-administrativa, con ciertos visos punitivos, más que esencialmente educativa.

Esa es la principal razón por la que muchos maestros –directa y abiertamente en el caso de la CNTE; e indirectamente y soterradamente, en el caso del SNTE- se resisten a aceptarla sin que se escuchen sus argumentos y propuestas, por más que se incluyan reformas constitucionales.

Las principales intenciones de los maestros que se oponen son dos: s asegurar la gratuidad de la educación pública, amenazada por el quinto transitorio de la reforma educativa; formular un sistema de evaluación que considere las particularidades de las diversas regiones del país y evitar que sea utilizada para despedir de su trabajo a los maestros.

Eso sin contar que la reforma no atenta ni un ápice contra un centralismo con resabios autoritarios, que sigue protegiendo un desconcentración meramente administrativa que se ha convertido, cada vez más, en una pesada carga presupuestal para las entidades federativas y los municipios.

Reformar un sistema tan complejo y pervertido, saturado de una organización y prácticas burocráticas ajenas a la esencia del proceso de aprendizaje, plagado de severas diferencias y desigualdades en la asignación costos y gastos en los resultados educativos, demanda paciencia y exige tiempo, innovación del conocimiento y de las capacidades de decisión y gestión, a fin de que haya convergencia en la calidad con equidad en todos los tipos, grados y niveles educativos.

La operación y el funcionamiento de las escuelas es responsabilidad total de los estados, pero no tienen control sobre el conjunto de la normativa de la operación, de manera que una verdadera reforma educativa exige reorganizar totalmente el sistema educativo nacional, profundizar la descentralización en materia normativa, de financiamiento, evaluación y administración del personal, reforma curricular y pedagógica de amplias dimensiones, tanto para la educación básica como para la formación inicial y en servicio de los maestros.

Si en verdad se quiere ir al fondo del asunto, entonces una verdadera reforma educativa debiera incluir todas las dimensiones mencionadas.

De ahí que nuestra posición en el Grupo Parlamentario del PRD, es en el sentido de no optar por la prisa y la represión para imponer una reforma a todas luces polémica e insuficiente".

 

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