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En Tlaxcala 59 de los 60 municipios son considerados de “alto” y “muy alto” riesgo los efectos de la naturaleza, así lo informó el delegado de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), Sergio Pintor Castillo, previo a la integración del Atlas de Riesgo del territorio local.
La dependencia señaló que en todo el estado a excepción de un municipio se registran asentamientos anómalos tanto urbanos y rurales, debido a su mala planeación, es decir, son sensibles ante un temblor o una intensa lluvia.
En la mitad de la recta del gobierno de Mariano González Zarur, se iniciará la integración del estudio, con el objetivo de identificar el grado de exposición y de vulnerabilidad de las más de 400 comunidades en los 60 municipios, ante contingencias climatológicas.
En entrevista, el delegado de la Sedatu, Sergio Pintor Castillo, indicó que solo siete municipios han solicitado el apoyo para integrar su atlas de riesgo entre los que se encuentran Zacatelco y Calpulalpan, cuyos recursos por casi 12 millones de pesos para cada uno se liberarán antes de que termine el año y quedarán etiquetados para tal efecto.
“Sin embargo, aun cuando hay municipios que no están en esa lista de apoyo, estamos ya haciendo acciones para prevenir desastres, como es el caso de Atlangatepec, donde en la zona lacustre ya detectamos riesgos, hemos tenido platicas con los moradores y las autoridades municipales para que a través de un convenio podamos reubicarlos y con es evitar riesgos ante un desastre”, indicó.
En esa localidad están identificadas unas 40 familias que se encuentran en un área de riesgo y que por lo mismo, serán reubicadas para evitar afectaciones en sus bienes patrimoniales y en su integridad física.
Por ello, aseveró que la conformación de un Atlas Estatal logrará homogenizar los mecanismos institucionales de apoyo o de gestión para situaciones de siniestro; aunque dijo desconocer el monto económico que se requiere para la creación de esa herramienta.
Mencionó que el trabajo que realiza con la IEPC tiene a verificar las localidades o viviendas asentadas en zonas de riesgo ya sea en barrancas, laderas o cercanas a cuerpos de agua para darles prioridad ante la presencia de ciclones, temblores o deslaves.