- Nacional
POSICIONAMIENTO DEL VICECOORDINADOR DEL PARTIDO DEL TRABAJO, SENADOR DAVID MONREAL ÁVILA, REFENTE AL DICTAMEN QUE REFORMA LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA EN MATERIA POLÍTICA-ELECTORAL
Con su permiso compañero Presidente.
Se equivocan aquellos que afirman que la llamada reforma política en una bandera de lucha de las causas progresistas. Es todo lo contrario, es una reforma que fortalece a las principales fuerzas partidarias del país y a sus cúpulas.
La reforma política electoral, sin duda, es un engaño más por parte del Ejecutivo Federal para aprobar la reforma energética.
Fue una simple simulación para atenuar los chantajes de otras fuerzas políticas que decidieron utilizar como moneda de cambio la reforma política por la energética.
Esta reforma política electoral, se ha caracterizado por acuerdos poco transparentes, posturas impositivas y cerrazón para incluir mecanismos verdaderamente democráticos; y tan vacía y maligna es la reforma que estamos por votar, que ya provocó la ruptura del llamado “Pacto por México”.
Es una mentira que esta reforma sea la más trascendental en los últimos años.
Por principio, proponer únicamente el cambio de nombre de un organismo autónomo, sin cambiar el fondo y la esencia de éste para erradicar sus vicios, la corrupción, y la parcialidad de sus integrantes; es únicamente engañar a los ciudadanos que tienen la esperanza, a través de nosotros, de ver un México democrático y participativo; que opere verdaderamente a través de un órgano autónomo, ciudadano, imparcial y objetivo, que brinde certeza y profesionalismo en el actuar electoral.
Aumentar el número de Consejeros Electorales, beneficiará únicamente a ciertos partidos políticos mayoritarios, quienes contarán con más soldados para ocultar los intereses particulares de esos institutos políticos que los llevaron a ese asiento.
Para qué nos engañamos; el aumento de los Consejeros Electorales traerá consigo la negociación de votos y lealtades en función de los comicios federales y ahora también, locales.
La finalidad de crear un Instituto Nacional Electoral era erradicar el absolutismo de los gobernadores estatales, quienes imponen Consejeros Estatales para que protejan sus intereses y logren perpetuar sexenio tras sexenio al mismo partido de siempre.
Los institutos locales autónomos continuarán y ahora, en contubernio con los gobernadores, los presidentes de los partidos serán quienes decidan a las supuestas autoridades locales; dicha medida politizará al nuevo instituto electoral, vulnerando así el elemento ciudadano y la imparcialidad.
Otro tema, que curiosamente no aparece en el debate, es la anulación de elecciones por el rebase del tope de gastos de campaña.
De manera increíble no se quiere tocar ese punto; el pasado reciente muestra de sobremanera las irregularidades que prevalecen en cada proceso electoral.
Es lamentable y triste que como oposición, no recordemos la compra de votos del proceso electoral federal del año pasado, no lo olvidaré, no olvidaré como fue robada la elección presidencial por medio de tarjetas Soriana y el caso Monex. Es una vergüenza que a pesar de que fue reconocida la compra de votos, se haya otorgado la declaración de validez presidencial.
También me parece ridículo y una falta de respeto la manera en que se pretende legislar la reelección. Contemplar como condicionante que únicamente se podrá reelegir, con la anuencia del partido político o la coalición que los postuló en un primer momento, es peor que el sistema que rige actualmente.
Lo anterior es contradictorio, por un lado se abre la puerta a las candidaturas independientes, y por otros se les cierra a los legisladores o presidentes municipales a reelegirse con otro partido político o inclusive como independiente.
Es obvio que el presente dictamen no camina a una definición democrática, sino por el contrario, está enfocada a la concentración del poder ya que, con dicha innovación de ninguna manera se fortalece la vida democrática del país.
Aparte, dejar al arbitrio de los Congresos locales si se legisla o no la reelección consecutiva es contrario a todo espíritu reformador a favor de la profesionalización de legisladores y alcaldes.
Otro tema que no podemos dejar pasar, es la intención de aumentar a 3% el umbral de votación para que un partido político nacional y estatal mantenga su registro.
Con dicha propuesta se pretende eliminar la pluralidad como expresión de la democracia, busca cerrar todo espacio que millones de mexicanos han encontrado, como única válvula de escape, para poder canalizar sus demandas y ser verdaderamente escuchados y apoyados.
Es claro que únicamente se pretende que los grandes temas nacionales puedan procesarse rápidamente por vía de los acuerdos cupulares, sin dar opción alguna a que la verdadera oposición tenga voz y voto en las discusiones.
Es necesario proteger los derechos y la representación de las minorías, mantener un equilibrio en los congresos, tanto a nivel federal como local, resulta indispensable mantener un equilibrio entre las fuerzas y los intereses de la sociedad, de lo contrario, se corre el riesgo de regresar al monopolio partidista, lo cual, significará un grave retroceso en la vida democrática del país.
En resumen, la reforma política-electoral es un traje hecho a la medida para proteger, como siempre, los intereses particulares de algunos cuantos, difícilmente dichas innovaciones coadyuvarán al fortalecimiento de la democracia mexicana.
Compañeros y compañeras, el pueblo comienza a cansarse de no percibir en su vida cotidiana los beneficios de las “grandes reformas estructurales”; la ciudadanía no está dispuesta a seguir quedando al margen de las discusiones y sobre todo, no tolerará que no se privilegien sus intereses, necesidades y derechos, y que en su lugar se protejan los intereses de los mismos de siempre.
El Senado nuevamente legisla apresurada e irracionalmente, por lo tanto, cometerá un grave error si avala, sin modificaciones este dictamen.
Por tal razón, se presentarán los ajustes necesarios para convertir el documento en una verdadera propuesta para el cambio social.
Es cuanto señor presidente.