- Apizaco
Apizaco, Tlax.- Una mujer, junto con sus cuatro hijos llegó a la ciudad rielera de Apizaco, sería al filo de las nueve de la mañana cuando se instaló rodeada de los menores, en sus brazos cargaba al más pequeño, parecía dormido.
Tres horas después, a la una de la tarde, la mujer estaba en el mismo sitio, pidiendo limosna rodeada de dos niños y una niña, el menor que mantenía en sus brazos permanecía en la misma postura, al parecer profundamente dormido.
Pasaron otras tres horas, la mujer permanecía en el mismo sitio, llamando la atención de los transeúntes, los tres niños jugaban a su alrededor y el menor seguía en la misma posición, sin despertar, ni moverse.
Se le preguntó sui el menor estaba en buenas condicione, dijo que sí, que estaba dormido, pero se le hizo notar que durante varias horas el niño parecía inconsciente, que eso no era normal, que si quería la ayuda de un médico o de una ambulancia.
Rechazó vivamente toda ayuda y al notar que se tomaban fotografías, de inmediato y a toda costa evitó mostrar el rostro del menor, quien permanecía inmóvil, como desmayado, su semblante notoriamente diferente al de la mujer era pálido y demacrado.
¿De dónde viene?, se le pregunto, y respondió que vino a Apizaco desde Oaxaca que no era la primera vez, que se llamaba Rosa y que el niño era su hijo, que pedía limosna por necesidad, al tiempo que levantaba sus pertenencias y el cuerpo inerte del menor.
Buscaba por todos lados, al parecer en espera de ayuda, pero nadie llegó en su auxilio, no hubo manera de retenerla, temerosa se refugió en la terminal de autobuses.
Esta situación que se repite una y otras vez desde hace años los días de mercado en Apizaco y revela que la trata de personas tiene varias facetas, quienes la practican operan en giros negros, en centros de prostitución, en salas de masajes disfrazadas y en supuestas agencias de edecanes”.
También es evidente que otra forma de trata de personas es obligar a los niños a pedir limosna o vender productos en la calle, incluso se supone que son las madres junto con sus hijos.
Comerciantes establecidos en los mercados 12 de Mayo y “Guadalupe”, coincidieron en señalar que la pobreza ha obligado a muchas familias a desarrollar actividades callejeras, involucrando a todos sus integrantes, incluidos los niños.
De esta forma, para así alcanzar a reunir el sustento común, sin embargo, advirtieron que aún en la situación más extrema de pobreza, son los padres los que deben de responder económicamente por los niños.
Por eso es creciente el número de niños que, junto con sus familias venden productos en las calles, tales como chicles o flores, o bien que piden limosna o que cuentan un chiste a cambio de una moneda.
En otros casos como el que nos ocupa, los menores posiblemente son drogados para que no despierten permanezcan inmóviles y den la apariencia de que están enfermos, pero solo se trata de simulación para conmover a la gente y obtener más dinero.