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En virtud de que Alberto Carreto Guarneros no cumplió con requisitos para inscribirse en el proceso de elección de dirigencia sustituta del PRI, e incluso alteró documentos, el panorama se aclara a Ricardo García Portilla para convertirse en nuevo líder del Partido Revolucionario Institucional.
De acuerdo con el integrante de la Mesa de Registro para este proceso de renovación en el Comité Directivo Estatal del tricolor, Javier Martínez Morales, el lunes se tuvieron dos inscripciones: el del exsecretario de Planeación y Finanzas del Gobierno del Estado, Ricardo García Portilla; así como el del militante García Portilla.
En rueda de prensa, explicó que el primero entregó todo el papeleo requerido, pero el segundo hizo entrega de un documento “evidentemente alterado” con corrector donde asienta su militancia de siete años en el PRI, por lo que se le podría iniciar un procedimiento de sanción estatutario; tampoco cumplió con las firmas de respaldo de sectores y organizaciones, ni de consejeros políticos estatales o de los comités municipales.
Por lo anterior, solo están a la espera de que el miércoles se cumplan las 48 horas estimadas en la convocatoria para emitir los dictámenes de procedencia y es un hecho que el único que tendrá ese beneficio es García Portilla, pues el otro será eliminado en automático.
Una vez hecho esto, el Consejo Político Estatal (CPE) del partido esperará a la sesión el 22 de marzo próximo para que 420 integrantes sesionen y nombre al dirigente sustituto del PRI que culminará el periodo 2011 – 2015.
Martínez Morales, acompañado de la presidenta estatal provisional, Rosa Isela Sánchez, aseveró que el partido ha buscado en todo momento cumplir con los estatutos sin violar los derechos partidistas de quienes se registraron para la renovación del Comité Directivo Estatal, pero es un hecho que Alberto Carreto incumplió y no será tomado en cuenta.
Por cierto que Carreto Guarneros se ha destacado por su recurrente inscripción a procesos de renovación de la dirigencia del PRI y nunca ha prosperado por falta de condiciones estatutarias; sin embargo, ha recurrido – también sin éxito – a instancias jurisdiccionales en busca de ser tomado en cuenta.